Antes de cruzar la frontera del under y pasarse al mainstream con “Dámelo” y “Te quiero ver”, Felipe Arancibia recorrió un largo camino en tiempo y espacio, uno que comenzó grafitteando en el Parque Bustamante y cocinando hamburguesas en Estados Unidos, país donde acaba de presentar su último disco.
En la última entrega te comentamos de cómo Vico C era el precursor y prácticamente fundador del género urbano latino. Advertimos que un requisito para serlo no era ser el más superventas ni mucho menos jactarse de ello, sino que el único pero ineludible check necesario era ser reconocido como tal por quienes recorrían el camino que el predecesor asfaltó.
Siguiendo ese mismo marco teórico tenemos registro de un joven Harry Nach que pasa de ser un adolescente más ligado al nu metal practicando canciones de Slipknot y System of a Down en guitarra virando al rap, trap o como le quieras llamar, después de escuchar a Ceaese. “Su influencia me hizo pensar en ser artista”, le comentó en su momento el intérprete de “Norty” a Julio César Rodríguez, acaso el Oprah de la escena.
Polimá Westcoast, encargado de ser la punta de lanza del género junto a Paloma Mami en la próxima edición del Festival de Viña, también le reconocería al Cea que su influencia le dio ganas e impulso creativo.
Al respecto, un casi sonrojado Felipe Arancibia, el nombre tras el aka, le dice a Rodríguez: “Es brígido, la raja. Igual raro en un inicio entender que el mensaje trasciende e identifica a la escena más joven. Cuando escuché eso me cayó una lágrima, es un orgullo”.
A sus 35 años Ceaese es un nombre trascendental en la escena artística y uno que lejos de asentarse en su rol de predecesor muestra un inquieto entusiasmo que lo ha llevado incluso a exponer sus obras de diseño desde alfombras a pinturas de Charlie Brown o las Tortugas Ninja en el GAM.
“Soy diseñador gráfico multimedia, además desde chico hago cuadros. Mis viejos me influenciaron porque ellos están ligados a la publicidad, me motivaban harto. Desde la música, el graffiti, los monos animados, los manga, comics, se terminó configurando esta exposición ‘Ceaese world’, que es mi visión del mundo influenciado por los monos noventeros, mi amor al tatuaje. (...) Es mi arte, quizá hay gente que me conoce desde Utopía pero yo he ligado mi música con mi arte desde siempre en las carátulas, flyer, en las carátulas que en su momento hice carátulas para otros artistas”.
KSN FAM
La historia del entonces pequeño Felipe Arancibia parte a los 15 años cuando se hace fanático del hip hop dentro de una familia más ligada al rock clásico, como Pink Floyd y Jimmy Hendrix.
“Cuando era chico me gustaba Morrisey y The Cure, me pintaba las uñas y todo eso”, cuenta, agregando que en su época colegial fue víctima de un poco de bullying por ser más bien introvertido.
A diferencia de la mayoría de sus colegas, Arancibia viene de las comunas de Ñuñoa y Providencia. “Pasaba en el busta (Parque Bustamante), ahí era el nido de música, amigos, calle, graffiti, skate. Salía del colegio y me iba para allá, ahí conocí a los KSN FAM”.
Allí también adquiere su nombre artístico. Explica que primero graffiteaba como “Casper”, ya que le decían Gasparín por lo blanco de su piel. Después el nombre evolucionaría a CE A ESE (que son las primeras letras de CAS-per)
El momento iniciático llegaría el 2007, cuando se va a vivir a Estados Unidos. “Trabajé en una cocina haciendo hamburguesas. Me fui para conocer, pensando también si me quedaba allá. Trabajaba de 6 a 6, de ahí salía, carreteaba, y al otro día lo mismo”, cuenta.
Fue allá, y por esa época, donde empezó a escuchar a Lil Wayne, Three 6 Mafia y Gucci Mane. “Ahí me di cuenta del estilo de música que quería hacer”.
“Ahí caché el trap”, cuenta. Y no solo en la música. Agrega: “Estaba bien metido en un mundo de drogas como Valium, Perco, y ese tipo de cosas, tuve unos carretes de 3, 4 días. Un día me desperté y tenía una caña leve pero sin saber dónde estaba, me fumé unos bongazos, tuve un flashback donde volví a todo lo que me había metido, se me apretó la cuchara, quedé pálido, tiritón. Quería que me llevaran al hospital, pero por suerte no pasó porque nos iban a deportar, fue una experiencia hardcore”, revela.
De regreso en Chile, comenzaba el viaje de Ceaese. Perdonando la intromisión, me tomo la libertad de decir que Ceaese entra en mi radar el año 2012, por ahí, cuando junto a Jet Marte y DJ Dzol, crea un experimental y en perspectiva extremadamente adelantado a su tiempo, o al menos a la escena chilena, proyecto New Gold.
“Siempre se me catalogó como rapero cuico, pero callé bocas y demostré lo que era a través de mi música y que era pro, independientemente de dónde era. Me pegaba los piques a la zona norte y la zona sur. Así conocí a Chystemc, Jonas Sanche, Portavoz, Movimiento Original, y después a los traperos”, cuenta en su capítulo de La Junta.
Es en el 2013, donde ocurre uno de los hechos fundacionales del trap en Chile. Aliado con Jonas Sanche, Ceaese lanza Cream Gang, un disco fundamental para entender la ahora-ya-no-tan nueva escuela del hip hop en Chile, cuyo track número 5 se llama proféticamente “trap”.
Un año después y junto a sus amigos de infancia, del Busta, lanzan un disco colectivo junto a Yaero, NegroBena, Dr. Indoor, Foche, Emone Skillz, Crane, Taktoh, Edaex, Artbiz, RS y KML, bajo el nombre KSN Fam que podría tal vez calificar como el primer disco de trap en Chile.
De vuelta donde todo empezó
De ese grupo, Cea continuaría luego lanzando música junto al productor Wildcat y el enigmático y talentoso Yaero.
Resulta interesante la mixtura con la que finalmente Ceaese terminaría explotando y transformándose en un artista con un pie en el mainstream y el otro en la escena alternativa, o under. El 2018 lanza el disco “Utopía”, un trabajo que cambiaría indeclinablemente su carrera.
Para ello, se alió con el productor Utopiko, Raúl Gomez, con quien entablará también una sólida amistad y asociación. El productor venía del mundo del rap más estricto, de trabajar con Liricistas y Salvaje Decibel, entre otros.
Eso por un lado. Por el otro, Cea convoca para el disco a hacer feats a entonces unos noveles Young Cister y Polimá Westcoast, además de Drefquila, que ya tenía una carrera empezando a despegar desde las batallas de freestyle.
De ahí saldrían las que hasta ahora son sin duda sus mayores hits, canciones que se convirtieron en clásicos del pop chileno: “Dámelo” con Drefquila y “Te quiero ver” junto a los entonces Broke Boyz.
“Con este disco pasó una huea increíble: ofrecimiento de sellos, prensa, giras, una locura, con Utopiko teníamos la impresión que algo podía pasar”, cuenta a JC. Sobre “Te quiero ver”, confiesa que “salió de un loop que tenía el Utopiko, nos juntamos en mi casa con unos equipos de hace 15 años, unos programas medio obsoletos incluso. Se hizo en una tarde fumando y tomando chela, el tema terminó reventando internet”.
“Lo más bacán fue pegarse después de muchos años, también hacer alianzas, siento que algo pasó después de ese disco con la escena”, analiza.
“El 2019 los premios Pulsar inauguraron el premio urbano y lo ganamos, y el otro año se lo ganó el Jona”, cuenta dichoso. “Hoy día hay proyectos chilenos que pueden sonar en Estados Unidos, Puerto Rico, o Europa. Los que dominan el género son latinos, y hay chilenos abriendo ventanas, como los mismos Dref, Poli, Paloma, son muchos personajes los que contribuyeron, y es bacán ser parte de eso”, dice.
“Cuando yo tenía 20 era impensable que un chileno colaborase con alguien de afuera y ahora Pablo Chill-e sacó una canción con Bad Bunny, es increíble”, decía en La Junta.
A finales del 2021 finalmente vio la luz Tigre, el disco que continúa la senda de Utopía, para el cual nuevamente trabajó con Utopiko.
“Es el trabajo más maduro que he hecho, en cuanto a letras y musical, fue un proceso largo, de mucha gente, entremedio hubo un estallido social, pandemia, mucha incertidumbre, todo eso ayudó a que el proceso fuera mutando y se convirtiera en el disco de 18 canciones”, dijo a Ciudad de Beats.
“Con Utopía todo era independiente, ahora estamos con Warner y Citylab, antes hacía todo pero ahora puedo delegar. Son alrededor de 30 personas que trabajan para que esto funcione, la idea es profesionalizar al máximo y el next step es internacionalizar”, agrega.
Es ese mismo plan el que lo llevó a presentar el disco en escenarios como Lollapalooza y Creamfields. El mismo enfoque lo llevó a estar tocando en Nueva York, en el marco del Latin Alternative Music Conference, en las mismas tierras donde alguna vez estuvo cocinando hamburguesas, escuchando Lil Wayne en sus audífonos alucinando con lograrla.