Con su último single “Los besos que te debo” como excusa, uno de los principales exponentes de lo urbano en Chile se confiesa con el diario pop.
Claudio Montaño (Coquimbo, 1997) aka y para siempre Drefquila, no para nunca. Hace diez años, en su puerto natal, comenzó freestaleando en plazas y creando sus primeros beats en un computador, a la orilla de su cama.
Ahora, más de 3500 días después, tiene un palmarés interesante. Podemos decir, por ejemplo, que fue el primer artista del género empaquetado como “urbano” que firmó por un sello multinacional (Warner), que logró meter su super hit “A fuego” en una teleserie, que antes que rompiera récords con Shakira tuvo el honor de ser el primer chileno en colaborar con Bizarrap y que, tras todos estos hitos, nunca ha dejado de expandir su música.
Tras experimentar con una serie de géneros para evitar el encasillamiento al que el público somete casi por ósmosis a sus colegas, “necesitan ponernos esas etiquetas porque es muy raro para el cerebro consumir algo sin catalogarlo” teoriza en esta, su primera entrevista a La Cuarta en cinco años, Dref aún tiene algo por lo cual cantar.
Se trata de “Los besos que te debo”, un corrido tumbado “a la chilena” y que nació tras una extensa gira que el músico realizó en tierras mexicanas. “Era lo que se escuchaba en la calle”, explica.
En poco más de tres minutos, el cantante canta -acaso con tintes autobiográficos- que extraña a un antiguo amor, pese a estar rodeado de actrices, modelos, fama y propuestas por doquier.
Musicalmente, el single fue trabajado codo a codo con Ovyze, con quien estando en México empezó a maquetar esta especie de “tributo a la música mexicana” con autotune.
El proceso está documentado en un video que Drefquila subió recientemente a su cuenta de Instagram.
¿Cómo nació la idea de grabar un corrido?
- Siempre he tenido una conexión con la música de México. Desde muy pequeño, mi padre y mi familia allá en el Valle del Elqui la escuchaban. Mucha ranchera, mucha balada, mucho bolero. Entonces, crecí con eso. No se me hacía tan lejano como la gente lo ve ahora.
Sus fanáticos, acostumbrados a escuchar trap y reguetón, se sorprendieron con la canción, dice. “Lo ven como ‘¿Qué onda?, ¿Qué esta haciendo?’, pero para mí es algo super cercano”.
Estando en la gira por Norteamérica, solo vino la confirmación. Tras escuchar lo que estaban haciendo nombres como Natanael Cano y Peso Pluma, el paso era evidente.
“Y salió un corrido maravilloso y una declaración. Somos cuatro involucrados. El beatmaker, el guitarrista, el trompetista y yo, todos chilenos. Queríamos romper algo, no solo sacar un corrido por sacarlo, sino agregarle nuestra cuota”.
México, la segunda casa
La relación de Drefquila con el público mexicano lleva años de cultivo. Desde su primera visita en 2017, realiza viajes periódicos para satisfacer a una base de fanáticos que no suelen conocer los límites de la pasión. La conexión entre Chile y México es tan cercana que todo artista nacional sueña con ella.
¿Cómo fue la reacción del público de allá para tu corrido?
- Todos positivos. Eso es lo que me da tranquilidad. Creo que la gente acá en Chile tiene esto como de ‘Oh, es apropiación cultural’, ‘Oh Drefquila, cuidado que te pueden cancelar’ y en México me dicen ‘¡Wey, qué increíble que un chileno haya hecho esto!’. Eso me da la libertad de seguir creando la música que quiera crear.
¿Hay planes, entonces, para radicarse allá?
- A México siempre lo voy a ver como mi segunda casa, fue el país que me abrió las puertas en una primera instancia, pero me veo en ambos países. Chile es algo que nunca podría dejar, pero creo que seré un artista que va a vivir en un híbrido.
Estar pegao’
Como toda carrera, hay momentos mejores que otros, ¿Cómo no caer en la desesperación de querer estar siempre en la cresta de la ola? En el mundo de la música chilena actual, liderar las listas de popularidad se conoce como estar “pegao’”, y pese al mayor reconocimiento y sensación de éxito que esto acarrea, para Drefquila no lo es todo.
¿Qué le dirías a ese artista que está pegao’ ahora?, ¿Cómo se sigue después de eso?
- Creo que primero hay que entender que todas las carreras tienen un alza y luego una bajada. Va a depender de tí en qué tiempo (ocurre). En mi caso, creo que mi motor es la curiosidad y eso de preguntarme, ‘¿Qué haría si hago esto?´. Todo ese mundo de cosas inexistentes que están ahí y que mi misión es traerlas al mundo real.
¿Cómo sobrellevaste tu propio éxito en estos diez años?
- Como me dijiste recién, (en estos diez años) llegó el éxito, la fama, pudo haber llegado dinero. Muchas conexiones, un público maravilloso pero mi objetivo sigue siendo el mismo desde que ‘me pego’ hasta que no. Si yo volviera a tener 100 seguidores de nuevo, estaría haciendo lo mismo que ahora. Como mi objetivo final no era ser exitoso ni famoso, cuando eso bajó, no me desesperé, no me mató, no me dio depresión.
“Todo lo contrario. Fue una puerta abierta para poder empezar a ponerme a prueba. De decir: ‘Tienes que ser realmente creativo e increíble para llamar la atención en una época en que el mercado está sobrecargado’. Yo vivo en base a desafíos, así que me encanta”.
El artista Drefquila
“Los besos que te debo”, puede funcionar -en efecto- como el adelanto de una nueva etapa musical en su carrera.
Con la idea fija de expandir aún más su universo sonoro para crear música que abarque sonidos latinos y propios, Dref explica que lo próximo serán canciones “sin género definido”.
“Sin autopercibirme como trapero, como reggaetonero”, lanza de entrada. “Eso es lo que limita la creatividad y tu potencial humano. Si salgo de ahí me va a dar miedo o pensaré que me va ir mal”.
“En esta nueva ‘season’ estoy borrando todas esas líneas para que simplemente me llamen artista, que es lo que me encantaría. Que me presenten como el artista Drefquila, el productor, el diseñador, el empresario”.
“Eso de ser trapero, reguetonero, siento que se me queda corto”, dice antes de finalizar la entrevista con el diario pop. No sin antes aventurarse con una predicción de futuro.
“Te puedo asegurar que en un tiempo más, van a haber muchos corridos ( a la chilena) y otros géneros. Es loco, la gente me dice ahora que también saque una cueca y nunca antes me lo habían pedido. Cuando uno trae a la mesa una conversación, ahí recién la gente se da cuenta de lo que está pasando”.