El Pablo de la gente

Pablo Chill-E.
Pablo Chill-E.

“Lo suyo va más allá de los números, de las modas e incluso de la música. Hablamos de un personaje con un nivel de influencia y credibilidad que los políticos matarían por tener”.

Pablo Chill-E anunció un show en el Movistar Arena para celebrar sus 10 años de carrera. Detengámonos un segundo ahí: en el hecho de que ya pasó una década desde que Pablo Acevedo Leiva, en aquel entonces un anónimo escolar, decidiera montarse sobre unos beats e iniciar una trayectoria que hoy lo tiene convertido en un joven veterano.

A sus 24 años de edad, Pablo Chill-E viene de vuelta. En su camino de subida, revolucionó culturalmente a la juventud chilena y se convirtió en el artista más escuchado del país durante el 2020. De bajada, también supo lo que era equivocarse, perder oportunidades en el extranjero, ser juzgado por la prensa y sentirse olvidado por el público.

Pablo y el mundo a su alrededor han experimentado cambios notorios en este tiempo. La primera versión de Pablo Chill-E cantaba con voz grave, articulaba más las palabras e incluso podía citar a Jean-Michel Basquiat. Pero la versión que se popularizó es distinta. Mencionar a pintores no era muy acorde a su estética flaite ni a sus letras sobre andar con la ganga en el punto.

Incluso después de hacerse conocido, Pablo siguió transformándose ante nuestros ojos. Dejó de ser Pvblo y de esconder su cara, como lo hacía en sus primeros videos, para empezar a mostrarse cada vez más. Aparte, empezó a tener cada vez más conciencia de sí mismo como artista, figura en la música chilena e influencia en otros.

A Pablo Chill-E le tocó crecer en público y ser la banda sonora de un país que también fue cambiando. El Chile de sus inicios era un lugar que no ponía a sus artistas en el primer lugar de los rankings y donde darle corte no era la norma juvenil como hoy. Pablo básicamente anduvo con un machete abriendo camino en una selva inexplorada.

A estas alturas, no cabe duda de que ha sido un adelantado. Con la perspectiva que da el tiempo, resulta evidente que la música de Pablo Chill-E, donde se plasman desigualdades sociales desde la moral del que habita esa injusta realidad y la surfea como puede, contenía advertencias claras de las problemáticas del estallido social.

Diez años de Pablo Chill-E también son diez años de trap. A pesar de que el mundo adulto insiste en presentar lo urbano como una cosa nueva que le gusta a los lolos, la década transcurrida atestigua cómo esta cultura pasó de ser marginal a estar en el centro de todo. Lo confirma la evolución de Pablo: de la Trap House al Movistar Arena.

Pablo Chill-E ya no es una novedad, ni una sensación juvenil, ni el más escuchado del país. Tampoco es el más brígido de los cantantes flaites, ni el más detonado en los reggaetones, ni el de las mejores cones extranjeras. La ficha de Pablo Chill-E supera todo eso. Su aura es la de un clásico de la música, la de una leyenda viviente, la de un jefe final.

Mientras la gran mayoría de los cantantes busca pegar temas, Pablo Chill-E ha pegado una trayectoria artística completa. Lo suyo va más allá de los números, de las modas e incluso de la música. Hablamos de un personaje con un nivel de influencia y credibilidad que los políticos matarían por tener. El Pablo de la gente. Un ícono cultural de verdad.

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