Antofagasta fue la ciudad elegida para el retorno de la presencialidad en la primera de tres definiciones regionales que RedBull Batalla oficiará para encontrar a nuestro representante en la Internacional. Y como siempre, la ocasión estuvo llena de momentos sabrosos.
Joqerr y Mastasmoke están frente a frente. Promesa de batallón. Esta podría ser la final de otro torneo, pero es recién el comienzo de la regional de RedBull Batalla para definir a los cuatro freestylers del norte que disputarán el título nacional este 5 de noviembre.
La dupla que está batiéndose a duelo por la opción de avanzar tiene historia. Son dos de los más connotados exponentes que pisaron la tarima de la discotheque OVO de Antofagasta, donde 32 competidores de la zona -y también de otras, como hicieron notar los locales cada vez que pudieron durante las batallas- protagonizaron una jornada de ritmo frenético eliminándose entre sí hasta definir sus representantes. Tanto Joqerr como Mastasmoke llegaron con altas posibilidades de quedar entre los seleccionados, pero su encuentro en octavos de final anula por completo esa chance. Al final fue la cabeza de Mastasmoke la que rodó por el suelo porque Joqerr, intratable, no perdonaría a ningún rival en su ruta hacia la corona nortina.
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Instancias como esta regional, donde culmina un proceso que se inicia con clasificatorias (una universitaria y una DEM), además de un filtro que antes de partir la transmisión por streaming reduce a la mitad el número de freestylers que llegan a OVO, son caldo de cultivo para que se generen todo tipo de combinaciones de estilos. El momento donde se hizo más notorio fue el choque entre Marcelo y Bas.
Con una impronta fresca y llena de elementos lúdicos, aunque también mucha flama, el primero se transformó en la revelación de la jornada abriéndose paso hasta la final. El segundo, en tanto, es más vieja escuela y rima con una garra que recuerda al clásico Stigma. Su manera de abordar una batalla es tan distinta que sacan chispas al enfrentarse. Bas diseña sus ataques apelando a los valores del hip hop y se apoya en la ostentación de sus años de circo, mientras Marcelo proyecta una energía menos furibunda usando recursos que dejan abierta la posibilidad a los juegos de ingenio. Su duelo fue una versión en clave freestyle de la eterna pugna entre lo clásico y lo nuevo.
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Varios exponentes para tener en cuenta dijeron presente en esta regional. Si bien hay una élite del freestyle conformada por nombres de gran popularidad, son muchos los tesoros ocultos esperando a ser descubiertos. El paso de RedBull Batalla por Antofagasta permitió echar un vistazo a algunas de esas joyas, algunas tan insolentemente jóvenes como Aries, que a sus 16 años no solo compite (hizo un buen papel en esta regional superando el filtro y llegando a cuartos), sino que también organiza Titanes Liricistas, una de las principales ligas de la región.
Otro competidor digno de atesorar en la memoria: Flint, dueño de un estilo único entre sus pares, con gran explosividad en sus pullas y que se lució con la temática «Vacaciones» en su batalla de octavos. Un tercer nombre para tener en cuenta fue precisamente el verdugo de Flint y uno de los cuatro clasificados a la nacional: el calameño White, que tuvo algunas de las rimas más personales, divertidas y celebradas del día en su enfrentamiento con BRN, para luego entrar en el terreno de la seriedad y el debate de ideas (específicamente sobre ser universitario) en su mentado encuentro con Flint.
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La vuelta a la presencialidad le añade sabor a esta regional. En el backstage hay veinte cosas pasando al mismo tiempo. Gente que trabaja, que conversa, que come. Pero sobre todo gente practicando. Freestylers con nerviosismo y expectación por estar en la competencia madre, la que todos desean ganar aunque nunca falte el que lo reniegue.
Cayu, Seo2 y Atenea coordinan acciones antes de bajar al escenario, mientras varios de los contendores sueltan la lengua y las neuronas rimando para sus acompañantes o entre colegas. Uno de ellos, sin embargo, está precalentando solo. Es uno de los personajes principales de la tarde: Racso. El de Chillán llegó a RedBull Batalla con el peso en sus hombros de ser uno de los favoritos. Hace poco tuvo su primer triunfo en formato FMS, consecuencia de un prestigio que ha crecido exponencialmente en el último par de años. Si colegas suyos como Aries, Flint y White son el futuro de la disciplina a largo plazo, Racso despunta como una apuesta mucho más inmediata. Una promesa que ya está empezando a cumplirse y que, a punta de flow y punchlines certeros, logró entrar entre los cuatro elegidos para pelear por la nacional.
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Los juegos psicológicos son un terreno que Joqerr domina como pocos en el freestyle chileno. Su modo casi parsimonioso forma un exquisito contraste con sus rimas directo a la yugular del oponente. Con esos recursos llegó hasta la definición por el primer puesto de esta regional. Al frente suyo, Marcelo, prácticamente todo lo contrario. Dominado por la emoción, el competidor que dio la sorpresa al llegar a la final estaba hecho un manojo de nervios, aunque nunca se achicó ante al evidente favorito para quedarse con el título. «Primero que todo, un grito por Marcelo / tiene puras rimas buenas / todo lo que suelta siempre es crema / Debe ser porque aprendiste de mí / el mejor de la escena / debo ser lo que ves cuando cierras los ojos y entrenas», partió rimando Joqerr, y desde ahí en adelante controló el flujo del enfrentamiento.
Sin embargo, su rival nunca se la dejó fácil e inclusó forzó una réplica antes de caer de manera más categórica, no sin antes matricularse como la mayor sorpresa de todo el paso de RedBull batalla por Antofagasta. Cuando llegó el anuncio del ganador, Joqerr ya había probado su superioridad sin apelación posible. Fue un triunfo justo y que le mete sazón a lo que pasará en noviembre cuando nuevamente despliegue su temible poder mental. Quién sabe si el Rey de las Plazas sube de rango nobiliario y se vuelve el jerarca chileno del 2022.
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