Nitro, el nombre de MC de Cristián Espino nació de casualidad pero terminó siendo un reflejo exacto de su potente estilo, uno que ha sido fundamental en el posicionamiento de Chile como referente en el freestyle mundial. A sus 28 años, el oriundo de San Ramón ha construido en paralelo una contundente discografía y una historia de película.
“Esta Red Bull tiene nombre y se llama Nitro/ porque Red Bull te dio alas pero te caíste de hocico”, le escupe Cristian Espino aka Nitro a Pepe Grillo y el repleto Polideportivo de Ñuñoa estalla.
Es primero de 1 octubre del año 2023 y el freestyle de habla hispana está a minutos de vivir un momento épico. Cristian Espino está disputando la final de la Red Bull Nacional que enviará a un representante de Chile a la versión internacional.
“Cada año mucha gente me nombraba entre sus posibles candidatos y yo no me inscribía. Siento que era una deuda con la gente que siempre me ha dado su cariño y su apoyo”. Lo pedían tanto que al final lo hice por ellos”, le comentaba Nitro a Salvador Escobar aka Microtráfico en estas mismas páginas, luego de haber ganado la versión regional y haber accedido a la competencia en la que ese 1 de octubre lo tuvo batallando hasta el último segundo la final con el certero Pepe Grillo.
Antes del veredicto del jurado, un visiblemente conmovido Cayu dijo: “Llevo 5 finales nacionales en el cuerpo y esta ha sido la mejor, tanto en nivel como en público”.
Nitro MC aguarda el resultado con los ojos cerrados.
El año 2019 y en entrevista en España con Bat Mowl- donde como en todas las entrevistas que ha dado en distintos medios del mundo- le preguntaron sobre si en algún momento volvería a la batalla de gallos de Red Bull.
Entonces el artista oriundo de San Ramón explicaba que la primera vez que participó en esa competencia fue el 2014, llegando a la semifinal con 20 años y cayendo contra uno de los predecesores del freestyle en Chile, Radamanthys. En el año 2015 llegó nuevamente a la semifinal y perdería ante el experimentado Tom Crowley.
El 2016 lo intentó nuevamente y después de ganarle la semifinal a Drefquila enfrentó a Drose que lo terminaría por derrotar en una controvertida decisión del jurado. “Esa final estuvo bien polémica y recuerdo haber estado semanas leyendo comentarios al respecto”, dijo.
“Cuando empecé lo único que te podía llevar a representar al país era la Red Bull, y yo tenía ese sueño de viajar. Pero cuando empezaron a salir otros eventos y competencias y pude salir a rapear afuera e incluso medirme con campeones de Red Bull, dejó de ser una meta para mí”, agregaba.
Pero cerraba con la siguiente frase: “Si bien ya no es una meta, sí es una espinita, casi por capricho me gustaría ganarla”, decretó.
De vuelta al 1 de octubre del 2023.
Cayu levanta la mano de Nitro.
Más que elevarse o inflarse, pareciera que al delgado cuerpo del artista se le saliera una espina gigante de adentro y prácticamente se desvanece fundido entre los abrazos de sus compañeros.
Rap y Parkour
“Empecé a caminar, seguí derecho y la cosas pasaron”, dice Nitro en su capítulo de la serie documental de freestyle “Reyes del Parque”.
Ahí cuenta que la historia empezó el 2008 cuando estaba aún en el colegio. “Un amigo grafitero que hacía free en un momento me desafió a una batalla y yo acepté. Se juntó harta gente ahí en el recreo y por supuesto me dio una paliza”.
Antes que en el freestyle, antes de ser Nitro, Cristian era - y es- fanático del rap. Entre sus influencias directas por lo general cita a exponentes hispanoparlantes como Nach, Vico C, Kase O y Canserbero, aunque también se la ha visto usando polerones de Tupac Shakur y ha contado que 8 Mile, la biopic de Eminem también determinó su destino para siempre.
“Me llamaba la atención lo que expresaba el rap, en séptimo básico ya estaba escribiendo canciones, de cosas muy cotidianas”, dice ahí.
En el programa “De qué se habla” del comediante Claudio Michaux, del año 2022, agregaba sobre esos inicios: “Escribía de las cosas que sentía nomás (...) hoy día miro y veo que tengo canciones donde hablé a la rápida, creo que es parte de la madurez ser más delicado con las cosas que digo. Igual trato de no censurarme, sino de averiguar bien para no cagarla”.
“A los 15 era más arrebatado, muy hater de todo lo que estaba de moda, en ese sentido he cambiado, ahora no dedico tiempo a cosas que no me gustan. Por ejemplo, antes me recagaba en el reggaeton, ahora no lo considero necesario. Es música, y si voy a una disco no voy a estar con cara de perro, no a todo lo que me molesta tengo que tirarle una piedra”, dice.
Junto con el rap comenzaba otra afición callejera: el parkour.
En el canal argentino de Youtube TFK contó que en ese grupo de amigos, que también eran raperos, fue que empezó a ser empujado al freestyle. Allí también obtendría su nombre de MC. “Todos tenían apodos y en un momento dije que me tincaba ponerme Turbo. Un amigo me dijo que si no me gustaba más Nitro y ahí quedó. Es un sobrenombre de niño y más de alguna vez pensé en cambiarlo, pero ya no lo hice y así quedó”.
Debe haber pocos artes escénicos que requieran un nivel de gestión emocional y rapidez mental como el freestyle (quizá algunos oficios circenses se le pueden comparar). Si uno lo piensa, pocos músicos, o actores o comediantes, se subirían al escenario a improvisar lo que van a decir frente a miles de personas y además compitiendo contra alguien que te está intentando doblegar de la manera más certera posible.
“En ocasiones los nervios los convierto en adrenalina para rapear bien, otra veces me juegan en contra, dudo de lo que voy a decir y ocurre el desastre. Más que intentar controlarlo es algo que vivo. Recién cuando estoy en el escenario sé si el nervio me está jugando a favor o me está psicoseando”, reflexiona en Reyes del Parque.
En “De qué se habla”, el artista contará la anécdota donde todo esto finalmente confluye.
“Yo me hice bueno rapeando harto, de lo hincha huevas que fui, mirando muchas batallas, batallando mucho. Era jugoso, me pasaba todo el día rapeando”, dijo.
Pero pasar a un escenario le costó. “No me atrevía, en el colegio o entre amigos lo podía hacer bien, me sentía bueno, tenía esa chispa. Pero me pasaba que me inscribía en eventos y cuando llegaba la fecha no iba”, reconoce.
“A la primera que fui me inscribió una polola de ese tiempo, era una Batalla de los Perros. Ese fue mi primer escenario”, dice.
Ahí Nitro cuenta que en su primera batalla todo fue “muy bomba”. “El lugar era chico y yo llevé muchos amigos”, confiesa riendo. “El jurado era el público, pero igual creo que lo hice bien y hubiera ganado igual. El primer rival que me tocó fluyó nomás. Yo lo hice cagar sin ningún filtro, y la gente gritó caleta”, recuerda. Pero el punto de película viene ahora.
“Me acuerdo perfecto que la última rima fue por eso la hago en la instrumental, te elimino te extermino y la termino con un mortal”.
Nitro soltó el micrófono y se elevó en el aire realizando un salto mortal. “Fue medio segundo de silencio y después un griterío”, recuerda.
Había nacido una estrella.
Ese torneo, recuerda, perdió la final contra Kaiser, que junto a Stigma luego se volverían sus amigos y compañeros de entrenamiento. “Creo que los planetas o algo se alineó porque tuve la suerte de conocer ahí a dos de los mejores de la historia y empezar a evolucionar con ellos”.
El lujo del barrio
Respecto del futuro, Nitro parece tener su plan bastante claro. “A los 40 no me veo batallando, me gustaría seguir dedicado a la música, como lo he hecho desde siempre. Me gustaría eso sí estar cerca del freestyle siempre, aunque no compitiendo. Humildemente creo que me he ganado un puesto en algún lugar del medio cuando ya no pueda darle cara a las caras nuevas”.
Como bicampeón de la FMS (Freestyle Master Series), campeón mundial junto a Teorema y Kaiser el 2018 en la mítica God Level 3v3 donde vencieron a los equipos de España, México y Venezuela y ahora campeón nacional de la Red Bull, lo que lo va llevar a representar a Chile en la competencia internacional, ese deseo parece más que merecido.
“A mi me gusta la música, improvisar o cantar una canción, para mí son dos trabajos y dos sensaciones distintas. Improvisar lo disfruto mucho, pero me gustaría dedicarme de por vida a la música”, dijo en TFK.
“Cuando fui papá empecé a pensar las cosas dos o tres veces, pensar en el futuro y todo eso. Hoy día gracias a ellos puedo vivir de esto, pero más allá de eso lo hago porque me apasiona, si me gustara más la construcción (que es la carrera que estudió) trataría de ser el mejor en eso”, le explicó a Michaux.
En otras oportunidades, ha contado, trabaja en el local de comida de sus padres en San Ramón o improvisando en micros o en el metro, como lo hacía en sus inicios.
En febrero de este año, Nitro MC lanzó “El lujo del barrio”, su cuarto disco. Nitro sabe que su carrera como rapero no es tan viral como la del vertiginoso freestyle. Sin embargo, al igual que lo que estudió, pareciera estar construyendo los cimientos para el futuro.
“Me gusta hacer discos, es por mis influencias supongo, además me da la disciplina de hacer un proyecto completo, una dedicación mental que me deja mucho más satisfecho que pegar un tema”, le dijo a Mowl.