“Sin preocuparme”, un corrido tumbao dedicado a sus padres, está abriéndole paso a Ignacio Ruiz en la exigente escena santiaguina. El cantante oriundo de Ancud, nos contó el largo viaje que ha hecho persiguiendo el sueño de vivir haciendo canciones que acompañen el dolor y la soledad, en clave de reggaetón con guitarra.
En la vida del artista existe un momento epifánico, una escena o una conversación que despierta en la persona un llamado a la acción, como se define en el viaje del héroe de Joseph Campbell.
En el caso de Ignacio Ruiz (25) ese momento fue un extremadamente doloroso despertar en su pieza en la casa de su familia en la población Oscar Bonilla de Ancud, en la isla grande Chiloé.
Ignacio despertó con una torsión testicular (una lesión que se produce cuando un testículo gira y enrolla el cordón espermático que suministra sangre al escroto) que lo hizo llegar hasta el hospital de Castro para ser operado de urgencia. Tenía 13 años.
“Estuve un mes y medio en cama, sin ir a clases ni hacer nada. Estaba en plena adolescencia, muy triste. El psicólogo me dijo que hiciera arte”, cuenta el cantante en un podcast inédito junto a su productor Melora1n.
Ahí comenzó a escribir y a componer sus primeras canciones en guitarra, influenciado por la música de Chinoy, Manuel Garcia, Angelo Escobar y Cristóbal Briceño. De este último, señala que una entrevista le escuchó decir que escribía una canción a la semana y lo asumió como un mantra.
Hasta entonces, la vida de Ignacio iba directo hacia una carrera deportiva. Su padre, además de buzo mariscador y operador de caldera en una empresa procesadora de algas es dirigente deportivo de basquetbol y fútbol amateur. Entonces Ignacio desde que tiene recuerdos andaba con una pelota bajo el brazo. Luego jugó en Deportes Ancud. “Eso era básquet de alto rendimiento, entrenaba todos los días. Dormía, comía y cagaba pensando en basquetbol, y me iba bien”, dice.
En ese entonces la música lo acompañaba de dos maneras: la primera, en un mp3 con 500 mb de reggaeton que escuchaba en los viajes a jugar. Y la otra, mucho más importante, en la iglesia.
“Mi influencia más grande es la música de la iglesia”, dice en una entrevista con Chiloé Artistas. “Nací en una familia cristiana evangélica que iba a una iglesia muy pequeña en la población 21 de mayo”, complementa en una nota para su canal de Youtube.
“Siempre veía a mi mamá cantando en la iglesia. Encontraba buenas las canciones y me gustaba cantar, el resto era muy fome”, recuerda. Otras influencias primarias fueron un cassette de Abba y un cd de Luis Pedraza (cantante de “Rojo” más conocido como “Toco Toco”) ambos de propiedad de su hermana.
Actualmente, menciona entre sus artistas favoritos a Kid Voodoo, Facebrooklyn, Aura Bae, Shirel y a Almeyda de la Riddim, a quien califica como “la artista más completa de Chile”.
“Me gusta también Polimá, Harry Nach, Young Cister y Pablo Chill-e, creo que forjaron la escena que existe hoy”, agrega. También dirá que piensa que Jorge González “es Dios” y que ser como Kendrick Lamar es su sueño, además de expresar admiración total por Lady Gaga y Shakira.
“Lo último que he estado haciendo es reggaetón, pero con mi forma de hacerlo, con guitarra y letras que no son tanto de fiesta y todo eso, es como un reggaetón más introspectivo, creo”, explicó en FotometroCL respecto de sus canciones.
Música de alto rendimiento
“Nacido y criado en Ancud, Chiloé, pero viviendo hace 4 años en Santiago, Ignacio comenzó a sacar música hace un par de años y ya lleva dos EP en el bolsillo: ‘Canciones Para Una Compañera de Trabajo’ y ‘FULBO EP’. Hoy, saliendo fuera de lo normal, nos presenta un corrido creado 100% por músicos chilotes. Un tumbado donde Ruiz nos abre su corazón dedicando palabras a sus padres”, así fue presentada en Trap2day, el medio más reputado del género urbano, la más reciente canción de Ignacio.
La travesía de 1112 kilómetros que separan Ancud de Santiago no ha estado exenta de situaciones desafiantes: un fallido paso por Valparaíso estudiando producción musical, una pandemia y rebuscarselas para subsistir en la capital persiguiendo el sueño de vivir de la música.
Ignacio cuenta que trabajó en una pizzería cocinando y haciendo deliverys, de su experiencia enamorado de una colega nació su primer EP “Canciones para una compañera de trabajo”.
“Extraño a mi familia, vivir en una casa. Empaquetar toda mi vida en una pieza, que es como vivo ahora, me ha llevado a valorar el confort de una familia, llegar y que te esperen para comer es algo que echo de menos”, dice sobre haberse ido de Ancud a los 19.
“Cuando voy a Chiloé cada vez lo encuentro más lindo, lo cual es un signo inequívoco de que estoy alejado y más santiaguino. Soy bien asocial y tímido entonces la soledad se multiplica por mil cuando no tienes tus redes de contacto, estar solo igual es brígido. Por ejemplo, llevo 6 meses trabajando en un super y yo creo que nadie ahí sabe como me llamo”, asegura.
Actualmente Ruiz cuenta con un equipo de trabajo compuesto por el productor Melora1n y el filmmaker Fabián Andrade.
“Me rodeo de gente bacán y compongo canciones para acompañar los dolores de las personas que conozco, eso intento. Ese es el tipo de artista que quiero ser. Vivir de la música para mi es la única meta, los sueños que tengo son grandes y trabajo por ellos, pero si no pasa, estoy más que conforme con solo vivir del arte, tener un equipo de trabajo y crecer con ellos”, explica en la entrevista con FotometroCL.
“Me tomo la música como un deporte de alto rendimiento, eso lo heredé de mi papá. Pienso en música todo el día, y me acuesto tarde haciendo canciones”, explica.
“Aunque hoy día no sea nadie, sé que voy a lograrlo porque mi mamá me recalcó tanto que podría conseguir lo que me propusiera que eso me marcó mucho”, decreta.
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