Una historia sobre peleas en la música, adicción a la dopamina y remar contra la corriente. Inspirada por Tukko21 y su nuevo disco, “Paralelo”, junto a los productores EVYZSA.
UNO. La música es una familia y en todas las familias hay roces. Yo tuve el mío con Tukko21 luego de un comentario que hice sobre su EP debut, “2121″, en un podcast sobre las promesas musicales del 2020, donde señalé que rodearse de artistas mucho más famosos (como Tukko lo hacía al tener feats del Cister y el Poli) podía ser una espada de doble filo. Por un lado, bacán la vitrina. Por el otro, quedas como su hermano chico.
A Tukko le cargó lo que dije y respondió que yo no tenía idea de trap porque no lo vivo. Yo, que como crítico estoy acostumbrado a sacar ronchas de vez en cuando, decodifiqué la pelá que me tiró y saqué en limpio dos cosas. Primero, que Tukko21 es un artista que ve la música que hace como el reflejo de un estilo de vida. Segundo, que esto lo lleva a tomar en serio su arte.
Por lo mismo, nunca me la eché. Al año siguiente, cuando Tukko quiso comprar su entrada para el primer show de Vlntnab en Santiago (que a su vez era el primer evento en vivo de Microtráfico) le pedí que me dejara anotarlo en mi lista de invitados y le dije que sería bacán estrechar su mano cuando nos viéramos. A lo caballero, eso fue lo que hicimos y desde ahí todo bien.
DOS. Cultura de la Dopamina es como varios investigadores llaman a esta era de scrolleo infinito en búsqueda de pequeños estímulos (TikToks, reels, shorts de YB, etc) que lleven un shot de dopamina a nuestro cerebro para así sentirnos bien. Algo que todos experimentamos: gratificación instantánea a costa de nuestro tiempo y energía. Cualquier parecido con las adicciones no es coincidencia, sino parte de un diseño creado a su imagen y semejanza.
Ni cagando soy el único que se nota a sí mismo con problemas para concentrarse en una serie y para qué decir una película. En mis vacaciones vi “Oppenheimer” y tuve que retrocederla no sé cuántas veces durante las tres horas que dura. Por ahí algunos autores dicen que, si la cultura fue tragada por el entretenimiento, el entretenimiento ahora será devorado por las distracciones. Y todo con el fin de volvernos adictos a ellas.
En el plano de la música, todo es Cultura de la Dopamina. Pasamos del álbum al single como unidad de medida, pero ahora entramos en una era donde todo se reduce a los 15 segundos de un video en TikTok. Más que una tendencia pasajera, es un cambio para el cual no hay vuelta atrás. Lo que sí existiría, como señala el investigador Ted Gioia, son ciertos “antídotos estéticos”. Uno de ellos es vivir experiencias musicales inmersivas.
TRES. Tukko21 no se dejó ver mucho después de sacar su primer disco, “For You” del 2021. Los últimos dos años estuvo trabajando en silencio junto al dúo electrónico EVYZSA en un proyecto que acaba de soltar: “Paralelo”, un álbum de 22 temas que dura 70 minutos, pero que no se parece en nada a los discos largos que la industria genera al por mayor, hinchados de temas inconexos entre sí que solamente buscan aprovecharse de las distracciones en una pantalla para volverse música de fondo y así acumular streams. Al contrario, este álbum quiere tu atención y te recompensa si se la das.
Remando contra la Cultura de la Dopamina, Tukko21 y EVYZSA prepararon a cocción lenta un álbum con una producción hipertexturada que premia a los usuarios de audífonos y a los reincidentes. Con canciones como laberintos porque se funden unas con otras y llegan a lugares inesperados. Con feats que cumplen la función de un instrumento dentro de una orquesta que ejecuta una sinfonía. Con letras sencillas, pero que al irse sumando cuentan historias complejas de vidas que toman rumbos paralelos aun cuando siguen teniendo algo en común. Igual que las figuras del cover art.
La tapa de “Paralelo”, en la que dos seres unidos a un mismo tronco buscan ir en direcciones opuestas, lo dice todo. Se trata de la digitalización de una escultura que existe en el mundo real y que fue encargada por Tukko para representar visualmente tanto la trama de las letras, como la dinámica que se genera entre su identidad sonora y la de EVYZSA. Así de profundo es el nivel de atención a los detalles puesto en cada milímetro de “Paralelo”. Tiene todo el sentido del mundo que sea Tukko21, alguien que nunca se ha tomado a la ligera el oficio de cantante urbano, quien firme un disco tan sólido conceptualmente en su búsqueda por hacer arte digno de ser expuesto en galerías. Si es por buscar antídotos estéticos para aliviar los males de la Cultura de la Dopamina, acá seguramente hay uno.