La increíble historia de Vico C, el ídolo de Daddy Yankee y precursor del rap latino

El puertorriqueño Vico C es el ídolo del Big Boss, de Bad Bunny y Residente. El rapero, ferviente creyente, tiene una historia de muerte y resurrección tan de película, que efectivamente hicieron una sobre su vida.

Para que alguien pueda ser calificado, públicamente, como el principal precursor de una corriente artística, no bastan los números. De hecho, son muchas veces irrelevantes.

Es decir, un referente real, no necesariamente aparece entre los más ricos, acaudalados de la industria, tampoco en los destacados de Youtube ni Spotify.

El rótulo de leyenda viva y de predecesor incomparable solo lo pueden otorgar justamente los que se encumbran en los ranking de Forbes, repletan estadios y abrochan featurings con lo más brillante del pop mundial.

Son los que de alguna manera transitan por los caminos que ese otro construyó. Si por ejemplo Daddy Yankee dice: “Empezó el movimiento del hip hop latino y es el primer rapero latino que escuché. Todos le debemos algo”.

Si Residente de Calle 13 dice: “Lo que hizo es anormal. En Puerto Rico todo el mundo escuchaba su música, en un momento donde no había redes sociales, ni internet. Él me dio a entender cosas que yo no entendía. Lo que logró, las puertas que abrió, en un momento cuando las puertas de la industria estaban cerradas al género, es magia”.

Si Bad Bunny asegura: “Fue mi primer ídolo de la música, siempre lo digo. Las primeras canciones de rap y género urbano que escuché fueron de él”.

O si Arcangel dice: “Grabar con él es un sueño para cualquier rapero que viva dentro del globo terráqueo. No tienes que ser de la generación suya, no tienes por qué haber cantado sus canciones, ni escucharlo, pero usted tiene que respetarlo. Y ya”.

Con esas credenciales, pocos podrían dudar que Vico C es, como dicen los gringos, el GOAT (Greatest of all time) del género urbano en español. Pocos, porque hay algunos, como Baby Rasta, que hacen una distinción. Para Rasta, Vico C, empezó el movimiento del hip hop, pero no del reggaeton.

Como sea, la vida de Luis Armando Lozada aka Vico C aka El Filósofo aka el Vikingo, es tan de película que incluso tiene una película, la cual está protagonizada por su hijo Luis Lozada Jr.

“Al principio estaba muy nervioso, luego me solté. Resultó ser una gran terapia, de mucho trabajo y fue algo muy sagrado también de mucho respeto”, contó Lozada Jr. en La Junta.

Y es que el 3 de julio, Vico C estuvo cantando en Chile, como número fuerte del Festival La Junta, uno que contó en su line up con artistas como Pablo Chill-E, Pailita, Marcianeke, Flor de rap, Young Cister, Arte Elegante, Balbi el Chamako, Soulfia, Shamanes, Dainesitta y Loyaltty.

Entonces, también participó en el programa animado en un capítulo especial, indoor, donde además DJ Atenea tuvo ocasión de conocer a su máximo ídolo.

El vikingo de Puerto Rico

“Siempre quise leer, sentía la urgencia, veía los cómics de Batman y me desesperaba no saber lo que decían las burbujitas, me lo trataba de imaginar. Tenía una prima que jugaba a la maestra con los vecinitos, ella me enseñó a leer y escribir, yo me lo tomaba muy en serio entonces aprendí antes de ir a la escuela”, le contó Vico a JC.

Corría la década de los setenta y el pequeño Luis Armando vivía en Puerta de Tierra, Puerto Rico. Su padre Rafael Lozada es un veterano de la guerra de Vietnam que lucha contra el estrés postraumático de la guerra.

Su madre, Margarita Cruz, sería la figura fundamental en su vida: “De mi mamá aprendí paz, tolerancia. De mis hermanos yo era el único que me portaba mal, pero ella me trataba de una forma poco compatible a cómo la sociedad me veía, ella veía algo en mi que ni yo veía. Fue en ella donde vi más las características de Jesucristo. En su tolerancia, humildad, amor incondicional, amor por los animales”.

El primer encuentro con las artes escénicas del pequeño Vico —que se ganó ese sobrenombre porque de chamaquito era bien serio y tenían una vecina que era muy estricta y se llamaba Vica— sería haciendo teatro. Al día de hoy, menciona a Chespirito como su mayor ídolo.

“Ocupaba los cuadernos del colegio para escribir libretos, obras, o dibujar, luego cuando llega el hip hop a mi vida, fue un taller gratuito, eso me dio mucho porque yo era muy atrevido. Con el hip hop veo sueños y posibilidades. Veo que lo dominaba, y que podía, tuve una seguridad de que podía hacer una carrera”.

El Filósofo menciona “Rappers delight” como la primera canción de rap que escuchó. “Fue un impacto, no entendí mucho pero me gustó”, dirá. “Mi primera canción se llamó ‘El rapeo del vikingo’ y la escribí a los 12″.

Algunos años después se inscribe en una competencia de freestyle, donde todos los raperos improvisaban en inglés. Vico decide hacerlo en castellano y gana. Ahí conoce a DJ Negro y hacen juntos sus primeras canciones.

El primer tema que registra se llama “No a las drogas” y dura 10 minutos. Es, en retrospectiva, un buen intro de lo que sería su obra pero también una dura ironía para la vida personal del cantante.

En 1989 publica Recta Final, su primer disco oficial con DJ Negro como productor y fue un hit que vendio 30 mil copias. Luego saldrían otros raperos como el ecuatoriano Gerardo (“Rico, suave”) o el compatriota de Vico, Wilfredo y su ganga (“Mi abuela”).

Aquel que había muerto

Su salto a la fama real vendría el año 1990 lanzando Misión a cima. En ese disco sale uno de sus máximos hits: “Tony Presidio”. Un año después publica Hispanic soul, donde sale “Bomba para afincar”, según muchos, la primera canción de reggaeton. El 93, con Explosión cosecha su primer disco de oro.

Entonces es cuando viene el primer gran golpe en la vida del artista portorriqueño. Un accidente en moto lo deja gravemente herido en una pierna, la cual casi pierde.

“Yo crecí creyendo que los hospitales eran para curarse y punto, que los medicamentos eran eso, nunca entendí lo de drugstore, porque para mi droga era la calle, no farmacia y hospital. Por eso cuando me pusieron morfina no entendí lo contento que me sentía, siendo que no sabía si me iban a tener que amputar una pierna o qué y me quitaba el dolor. Ahí empieza mi ciclo de vicio, yo antes de eso no había usado drogas”, confesó el autor.

Agrega que entró en un círculo de depresión y búsqueda de anestesia “justo cuando mi carrera estaba explotando y debería haber estado feliz”.

De ese período oscuro en la vida del cantante terminó por salir el que probablemente sea su disco más icónico. En 1998 publica Aquel que había muerto, disco donde relata, en la canción “Dándote vida” una sobredosis de heroína.

Allí también aparece obviamente el clásico que da nombre al disco, además de la iluminadora “Quieren” y una nueva versión de “Tony Presidio”. El disco vendió más de 50 mil copias y le valió su primer Grammy Latino. Pero lo más importante, dirá, es que se profundizó su convicción religiosa.

“En un simple servicio en la iglesia sentí que había pasado por todo lo que pasó pero que Dios me dio vida. Si uno cree, sabe que Dios te da la vida, pero aparte de eso hay un movimiento en el cerebro, pulmones, sangre, muchas cosas pasan para estar vivo. Pero yo estaba trabajando en contra de todo eso, metiéndole a mi sangre cosas que no debo, me dejé destruir, pero puedo seguir caminando, eso me lo dio Dios, no lo decidí yo. En mi sobredosis yo no decidí morir un ratito y volver a vivir”, reveló en una reciente entrevista en radio Los 40.

Es acá donde se genera el quiebre definitivo entre el mainstream y Vico C. “Aquel que había muerto fue un antídoto, porque es urbano, con el mismo arte que traía veneno, siento que trajo antídoto”, dice en esa entrevista.

“Creo que el reggaeton no ha cambiado casi nada, en la producción siempre hay mucha genialidad, pero en letras pienso que está todo igual, no veo mucha iniciativa de atreverse con contenidos distintos a los de los últimos 25 años”, cuestionó.

“Distinto es el hip hop donde veo más variedad de temas”, aclara.

“Yo creo que hay talento, productores, todo, es la decisión y tomar el riesgo lo que falta, porque todos quieren tomar el dinero con lo que ya funcionó, repitiendo las mismas temáticas. Estoy seguro que Bad Bunny y otros, tienen una libreta que no han mostrado, con letras e ideas mucho más completas de lo que presentan, pero quien es uno para tocar esa estrategia de negocios”, dice.

“Quisiera que salieron artistas que se molestaron por algo que dije y me callaran la boca con una canción donde me digan mira tengo consciencia, pienso en mis hijos, en la sociedad, etc. Eso me inspiraría mucho, sería estimulante crear una controversia positiva y terminar diciendo decir ok me callaste la boca”, reconoce.

Vico Presidio

En 2003 y después de haber lanzado el disco Emboscada, Vico sufre un golpe que lo hace recaer en la droga. Margarita Cruz, su madre, muere de cáncer a los 55 años. El cantante no solo recae en su adicción sino que además es arrestado por posesión de narcóticos en Florida y cae en la cárcel durante 6 meses. Allí escribió el disco En honor a la verdad, que le valió otro Grammy.

Desahogo, del 2005 y Babilla, del 2009, serían sus últimos discos de estudio a la fecha. Un problema contractual con su ahora exmanejador Edwin Prado, que terminó por perder, lo dejó por casi una década sin la posibilidad de publicar música nueva. Pero no de escribir por supuesto. Según ha contado el Filósofo, tiene una cantidad de canciones suficiente para un disco, el cual decidió que se lanzará después de su muerte, para así asegurar económicamente a su familia.

El 2017 volvería a la palestra con la película Vico C: la vida del filósofo, que está en Netflix y con una tiradera doble para Calle 13 y Tempo, que entonces estaban enfrascados en una controversia. A ambos los tomó de la mano y los llevó a clases con “Y boquete pa tu techo”.

En mayo del 2019, luego de un concierto en Puerto Rico sufrió de un episodio de convulsiones y una vez en el hospital fue inducido a un coma por 24 horas. Su familia después explicaría que fue una reacción alérgica. Sentado en el estudio de radio los 40 frente a Martina Orrego, Vico C cuenta que hoy en día viaja de gira con toda su familia: “Para mí es gasolina, oxígeno, por eso me traigo a mi hijo, hija, mi nieto, además todos hacen algo, son artistas y parte de mi show, mi esposa es la que me maneja. ¡Hasta mi nieto pequeño está practicando con los timbales!”

“Me honra el cariño de la gente, por supuesto, pero también les agradezco porque me dan trabajo (...) Considerando las embarradas que he hecho en mi vida creo que he sido más exitoso de lo que debería quizá. Pero claro, que seria de mi película sin esas embarradas”, dice riendo. Finalmente reflexiona y aconseja a las nuevas generaciones:

“Entiendo que mi música ha cambiado muchas vidas y eso me ha animado a seguir en mi línea, de hablar y cantar verdad. Agradezco eso, hacer carrera así y poder mantener a mi familia. Entonces yo, como consejo a los artistas nuevos, urbanos o no urbanos, jóvenes con talento, les digo que un tema bueno, bien hecho, funciona. Si es positivo o negativo el mensaje funciona igual. Entonces el mensaje es que se puede hacer una carrera haciendo cosas con un mensaje bueno”.

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