Largo y tendido con Acertijo: “Ahora entiendo por qué cuesta comprender a los jueces de freestyle”

Acertijo
Acertijo

Una conversación en formato extendido con uno de los mejores freestylers de Chile, reflexionando acerca de su papel como juez en la final regional nortina de Batalla.

Martín Acertijo se está comiendo un sándwich vegetariano mientras conversamos en el backstage de la discoteque OVO de Antofagasta. Hace pocos minutos tuvo lugar el filtro de la regional nortina de Batalla, donde 32 freestylers entraron y solo 16 salieron. Queda un rato aún para que partan los octavos y Acertijo está entusiasmado hablando sobre su rol como jurado, desmarcándose momentáneamente de su rutina habitual como competidor.

De pronto, uno de los participantes lo interrumpe y pide ver sus notas en la hoja de evaluación. Acertijo le ofrece un feedback cualitativo en vez de uno cuantitativo. El freestyler se niega: quiere ver números sí o sí. “¿Cómo voy a mejorar si no veo mis notas?”, insiste. Ese es el nivel de intensidad que generan los jueces. Hasta ahí llega la conversación con Acertijo, que se va a parlamentar con su colega, no sin antes dejar la puerta abierta para seguir conversando después. El siguiente intercambio es el diálogo que vino después.

¿Cómo fue ser jurado en Batalla? ¿Qué tal el proceso de toma de micro decisiones que conlleva esa labor?

—Yo había sido jurado en DEM Battles y en BDM, pero esta fue mi primera vez en Batalla, que tiene la particularidad de que ocurre una sola vez al año, y es la más importante y es súper corta. Son cuatro batallas de no más de diez minutos. Como jurado, eso implica tomar muchas decisiones. Antes de empezar octavos de final, ya hay un primer filtro donde por pocos patrones se deja fuera a la mitad de los (32) competidores.

¿Te diste cuenta de algo nuevo siendo jurado esta vez?

—Uno de los grandes aprendizajes que me llevo de este proceso es que ahora entiendo por qué cuesta comprender al jurado. Hay muchos factores que a ti como espectador hacen que te guste más o te guste menos cierta propuesta. Por ejemplo, si ves a un cabro chico que le pone mucho y tiene potencial, o cuando ves a un histórico. Pero ambas dimensiones, tanto en futuro como en pasado, no están en el tiempo presente. Lo mismo con el tema de los gustos, que son subjetivos. Entonces, a medida que avanzaba el torneo, me di cuenta de que lo que uno como jurado tiene que medir es el tiempo presente, el desempeño actual. La historia, el gusto o la proyección futura quedan fuera, y por eso a veces se genera tanta polémica. Puede ser un rapper histórico o con buen estilo en un patrón, pero si se equivoca en los otros cinco no le va a ganar a alguien que haga seis buenos patrones.

¿Esto cambia o amplía la forma en que ves el freestyle?

—En mi caso, lo asimilé rápido porque yo como freestyler había llegado a la conclusión de que, cuando estoy en una batalla, no puedo concentrarme en nada más que no sea mi propio desempeño. No puedo pensar si el público me está gritando o no, si al jurado le caigo bien o no, o si me toca con el favorito, con un desconocido o con la sorpresa del torneo. Todos esos factores son contextuales alrededor de lo que es el propio desempeño, si lo hago bien o lo hago mal. Entonces me concentro en hacerlo bien. Ese pensamiento que tenía como competidor terminó coincidiendo con la perspectiva del jurado, así que no fue un gran quiebre pasar de un papel a otro.

Respecto a tus compañeros de jurado, Onírico y Blazzt, ¿cuáles fueron sus mayores consensos y discrepancias?

—En términos de resultados estuvimos alineados y en equilibrio, si bien el voto es cien por ciento personal y durante la batalla lo único que intercambiamos son miradas. Mi mayor diferencia con ellos tiene que ver con sus trayectorias personales, porque Onírico y Blazzt se han dedicado cien por ciento a cumplir el rol de jurado. No compiten ni hacen exhibiciones. Eso es súper válido porque se ha ido profesionalizando la disciplina y ha salido este nuevo rol mucho más especializado. Pero en formatos RedBull, y eso es muy bueno, siempre se opta por combinar un par de jurados profesionales con un ex competidor o un artista urbano, como Flor de Rap el año en que salí campeón (2020). Remarcando esa diferencia de trayectoria, mi gran discrepancia con ellos es que son punitivos, se fijan en el error, en si hay una frase mal hecha o una idea repetida. Yo, en cambio, trato de enfocarme en lo positivo, en premiar los aciertos. Si alguien hace una frase original o un flow distinto, lo marco como un elemento a considerar. Pero al final son enfoques y el resultado terminaba siendo bastante similar.

Final Regional de Batalla
Final regional de Batalla en Antofagasta

RIMAS DEL NORTE

Consultado sobre la calidad de los freestylers que evaluó en la final regional nortina de Batalla, las palabras de Martín Acertijo son del más puro entusiasmo por el futuro de la disciplina en esas latitudes. “Me gusta mucho la renovación de competidores que hay en el norte, un cambio generacional y de escuelas, con competidores como Borox, Aries, White y Marcelo. Antes había un estigma de que no había tanto nivel, y de que cualquier freestyler del centro o del sur podía ir a la regional del norte y clasificar”, asegura.

¿Qué tan distinto está el panorama en el norte?

—Hubo un cambio de competidores. Lamentablemente eso significó que, en una de las decisiones más duras, algunos estandartes como Hendoka o Lil Negrohh quedaran fuera. No obstante, de esa misma generación, Mastasmoke fue el mejor puntuado en los filtros. Por ahí hubo un duelo generacional, me pareció muy interesante eso. Creo que una de las batallas que mejor lo plasmaron fue la de Bas con Marcelo. Bas es un rapero más vieja escuela, de Santiago, que lleva hartas RedBull, versus Marcelo que a todas luces era un inexperto. Yo no lo conocía, pero tenía muchas ideas originales, mucha actitud y una sinergia muy bonita con sus compañeros que ve semana a semana en la plaza, que estaban ahí y lo apoyaban. Marcelo se convirtió en el héroe del día y fue la gran revelación.

¿Otra batalla para destacar?

—La de Mastasmoke con Joqerr en octavos. Masta con más de diez años compitiendo en nacionales y Joqerr que es uno de los más grandes de Chile y ya es parte de la liga profesional de freestyle. Esa batalla sacó chispas.

Hablemos de Joqerr, el ganador. ¿Cuáles son los puntos donde le diste mayor calificación?

—Con Joqerr somos colegas y rivales en FMS, he tenido derrotas y victorias con él. Me pareció que tuvo unos filtros escuetos y aun así él, junto a los otros tres competidores que clasificaron (White, Racso y Marcelo), estaba un escalón por encima del resto en el sentido de no recurrir a lugares comunes, a los mal denominados rellenos, a los que ahora se les dice construcción. La diferencia entre un relleno y una construcción es que el relleno es una rima que tiras para llegar a la cuarta línea, mientras la construcción es una rima que genera un relato. Joqerr siempre construye y en las líneas que no son de punchline igual está tratando de poner cosas creativas en la palestra.

¿Qué hizo que Joqerr ganara la regional?

—Por sobre otras participaciones suyas, creo que lo que destacó en este torneo fue su madurez, su experiencia, cómo conservaba energía al principio de las batallas. Mastasmoke le tiró sus mejores punchline, pero él se mantuvo sereno y fue aumentando la intensidad de sus ataques. Joqerr parte incomodando a los rivales y después, como un escorpio o una mantis religiosa, los envenena y logra finiquitar. En esta regional se mostró como jerarca, se mostró más profesional que el resto. Creo que eso explica por qué le fue tan bien.

Final Regional de Batalla
Joqerr

¿Algo en especial que lo haga temible para sus rivales en la nacional?

—Su capacidad para tocar los puntos débiles del rival. Lo demostró muy bien en esta regional. Joqerr es muy rápido en identificar puntos débiles. De hecho, en FMS y en otras ligas se caracteriza por no ser un rival que haga crecer al rival. Por ejemplo, a mí me dicen mucho que pego tan fuerte y tan directo que dejo abierta la chance de contestarme y se genera una batalla muy incendiaria. Joqerr no, su estilo es psíquico, venenoso, toca justo la fibra del rival. Esa es su gran fortaleza.

ESTO ES FREESTYLE

“Siempre está la polémica de si hay o no una especie de prefabricación de rimas, o de memorización de conceptos, ese fantasma siempre rodea una batalla de freestyle”, comenta Acertijo antes de confirmar que los jurados se dan cuenta de ese tipo de cosas. “Cuando estás en el banquillo con los audífonos, más preocupado de evaluar que de celebrar, esos detalles terminan decantando decisiones”, sentencia.

¿Qué distingue a una rima preparada de una rima pensada?

—Una preparada es algo que te traes de la casa. Cuando tienes una rima que te funcionó muy bien en una competencia anterior o en un entrenamiento, o cuando te previsualizadas frente a un rival y dices “este personaje es reconocido por esta yayita” y vas y te preparas una rima muy buena para eso. Ahora, para hablar de las pensadas es bueno repasar dos estilos muy importantes en España: Bnet versus Chuty. Bnet como un freestyler que va construyendo su patrón desde la línea 1 hacia la 4 y Chuty como un freestyler que construye desde la 4 hacia la 1. ¿Qué significa esto? Que cuando Bnet parte no sabe dónde va a terminar y Chuty cuando parte sabe perfectamente cómo va a terminar, solo que no sabe cómo va a llegar ahí. Uno improvisa el camino y el objetivo, el otro solo improvisa el camino teniendo el objetivo claro. Ambas son formas distintas de improvisar.

¿Es una mejor que la otra?

—En esa discusión de estilo suele decirse que los que improvisan de la línea 1 hacia la 4 son más “reales” o más freestylers que los que improvisan de la 4 hacia la 1. Al final esas decisiones son bien estilístico-artísticas y los freestylers profesionales terminan ocupando las dos herramientas. Por ejemplo, un minuto de respuesta exige que tu mente almacene los conceptos de tu rival para construir respuestas, no partes con la mente en blanco. Eso es súper válido, y es mucho mejor aún cuando va combinado con patrones de respuesta cien por ciento en tiempo real. En cambio, si tienes un formato corto como un 2x2 o un hard mode como el de FMS, con palabras apareciendo cada cinco segundos, ahí no se te exige almacenar nada, sino improvisar cien por ciento en tiempo real. A lo que voy es que los competidores usan las dos áreas porque los formatos exigen cierta formulación del patrón, tiene que ver con adecuarse a los formatos. Al final, las preparadas son penalizables, son un recurso moralmente mal visto, aunque no por ello no utilizado, incluso en ligas profesionales e internacionales. Las pensadas son más cuestionadas, pero son más parte del oficio en términos de la exigencia de los mismos formatos.

Red Bull Batalla
Skone escuchando al Aczino

¿Qué importancia le atribuyes al concepto de tiempo real en el freestyle?

—La improvisación en tiempo real es la verdad absoluta, la vaca sagrada, y eso decanta batallas. Por eso Aczino sigue siendo el más grande. Si tienes un freestyler que se está formulando ultra mega respuestas con referencias de documentales súper intelectuales, versus un freestyler que quizás no tira tanta referencia, pero escucha un vaso caerse y sin esperar un segundo improvisa sobre el vidrio quebrado, eso es lo que los freestylers llamamos magia. Es tiempo real, es improvisado, es verídico. Algo que ocurre cien por ciento en el momento solo genera disfrute y ni siquiera te plantea la duda que puede dejarte un patrón de respuesta demasiado perfectito y bien ejecutado. Como competidor, yo me demoré en asimilar eso y ahora, más maduro, en FMS estoy siempre buscando algo que pase ahí mismo para rimar de eso, ya sea que pase un avión en el cielo o que mi rival se esté rascando un ojo. Eso es el freestyle.

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