Cada vez se hace más visible la distancia que separa a la prensa tradicional de la música urbana chilena y la cultura juvenil. El último ejemplo: Marcianeke siendo consultado por los Beatles en la tele. Un momento viral que deja ver lo grande que se ha vuelto la brecha.
Se fue viral el video en el que a Marcianeke le preguntan por los Beatles y contesta que estaría “feliz de llegar a compartir un día con ellos”. El momento corresponde a una entrevista en 24 Horas con los periodistas Davor Gjuranovic y Pablo Márquez, quienes incómodamente se ríen de la respuesta del cantante y optan por cambiar de tema.
La situación se produjo en medio de la insistencia por hacer que Marcianeke hable de artistas clásicos que lo inspiran. Dos veces se lo preguntan y las dos veces Marcianeke contesta Ñengo Flow, pero como los entrevistadores no saben quién es Ñengo y cuál es su valor histórico, actúan como si no fuera una respuesta válida y ahí es cuando Gjuranovic le pregunta si le gustan los Beatles.
Lo que ambos periodistas querían era que Marcianeke mencionara nombres familiares para ellos. En el fondo, cargaron todo el peso de su ignorancia musical sobre la espalda de un artista urbano con una fracción de su edad y un acervo cultural distinto al de ellos. Alguien que no tiene por qué saber sobre música anglosajona de hace sesenta (!) años.
Por más que busco en mi memoria, no recuerdo a músicos chilenos de otros estilos siendo cuestionados así. Y la verdad tampoco recuerdo a mis colegas tan abiertamente desconectados de los artistas y de la música que tienen al frente. Por último antes se urgían un poco, pero ahora con la música urbana ni siquiera les da pudor no cachar nada.
Más allá del momento viral, la entrevista completa de Marcianeke en 24 Horas es digna de ser estudiada porque permite ver con claridad la brecha que hay en Chile entre clases y generaciones. Gjuranovic y Márquez ni siquiera hacen el esfuerzo mínimo por tomar en cuenta lo que Marcianeke dice y formulan preguntas que reflejan esa indiferencia.
Cuando Marcianeke cuenta que el año pasado en Lollapalooza llevó más gente que Miley Cyrus, la pelota quedó rebotando para hablar de por qué los jóvenes chilenos ahora prefieren la música nacional antes que la gringa. Pero no. Márquez prefiere reírse como si fuera un chiste y Gjuranovic reduce todo a un “¿cómo se siente ser tan escuchado?”.
En varios pasajes de la conversación, Marcianeke se refiere al bajón depresivo que vivió el año pasado, en el que incluso publicó canciones muy sentidas para desahogarse. Pero sus entrevistadores: cri cri cri. Ninguna contrapregunta porque seguramente ni siquiera estaban al tanto de ese período oscuro en la vida del artista.
Tampoco hubo contrapreguntas cuando Marcianeke les dio un pase gol comentando que en Talca corre peligro tras el intento de secuestro que vivió. Para qué hablar de algo sabroso como las consecuencias de la fama, deben haber pensado Gjuranovic y Márquez. El primero optó por preguntarle dónde se compra ropa y el segundo quería saber si los carretes de los videos eran de verdad. Pfff.
Marcianeke, por su lado, estuvo impecable, con una gran disposición, dejando atrás su apatía de antes hacia la prensa y tirando rollos interesantes cada vez que pudo. “Lo material no llena”, dijo al hablar de sus cadenas cuando el desinformado Gjuranovic le preguntó: “¿se dice bling bling todavía a todo esto?”. Premio a Marcianeke por su paciencia con periodistas adultocéntricos.
En el peak de la falta de respeto, a Marcianeke hasta le preguntaron si la música que hacía era una moda pasajera o no, a lo que respondió con un sólido “yo lo que más espero es que dejen de mirarnos en menos”. Aunque solo pasará a la historia por el viral sobre los Beatles, lo cierto es que esta entrevista fue un nuevo recordatorio del nivel vergonzoso de la prensa chilena a la hora de cubrir la música que hacen los jóvenes.