Matías Orellana es el verdadero nombre de un personaje icónico del género urbano en Chile. Escudero en el escenario de Young Cister, Mati Alegría triunfó en el Festival de Viña y actualmente está junto al joven Cisterna en Europa. Productor, cantante y podcaster, el joven oriundo de Puente Alto transmite orgánicamente emociones 100% necesarias: ánimo y entusiasmo máximo.
A veces en la vida las situaciones sencillamente calzan. Como esta anécdota que Matías Orellana le contó a la revista digital Picnic el año 2019.
“Mi primera canción se llamaba Alegría. En ese entonces no tenía un nombre artístico y yo me llamaba Mati, la canción Alegría y fue como ¡oh! Esa canción me describe como persona, siempre estoy tirando la talla, riéndome, siempre ando positivo y cuando no ando así es porque algo pasa y se cacha altiro”, explicaba.
Matí Alegría, productor, generador de contenido, creador digital, tiene en su bio simplemente “hago música con mis amig@s”. La realidad excede bastante esa definición.
Lo cierto es que en un ecosistema digital dominado por el doom scrolling, la apatía y el sarcasmo, el optimismo y la alegría son actitudes revolucionarias y de resistencia.
El personaje como Mati Alegría en la escena urbana es algo así como el equivalente a lo del icono punk y straight edge Toby Morse. Desde esa vereda, el cantante de la banda H20, a través de su música y su podcast “One life, One chance” profesa el PMA. La sigla, que además tiene tatuada en el cuello quiere decir “Positive Mental Attitude” y es una filosofía que fue rescatada/secuestrada/rediseñada por el punk desde la autoayuda y que se convirtió en un mantra de resiliencia.
En la entrevista de Picnic, Mati (29) explica: “Yo soy yo, todos somos únicos, si hago la música que a mí me nace, mi música va a hacer única y todos podemos tener la posibilidad de ser originales, eso es lo que busco transmitir con lo que hago”.
Si te quieres poner etimológico, la palabra “alegría” proviene del latín alicer o alecris que significa “vivo y animado”.
Tirar para arriba y fluir
Una nota del año 2022 de Pousta lo califica así: el productor multimedia del género urbano. Destacan de su curriculum, que ha trabajado con lo más granado del género como Pablo Chill-E, Harry Nach, Ceaese, Gianluca, Pablito Pesadilla, Aka 4.20, Kiddtetoon, Marcianeke, y Young Cister.
Con este último es quizá con el que más ha profundizado el vínculo profesional. Con Esteban Cisterna, Matías ha conformado una dupla que lo ha tenido cuidandole la espalda tanto en el Festival de Viña (experiencia que documentó en un microdocumental), en el capítulo de La Junta de Cister y actualmente en su gira por Europa (también registrado audiovisualmente por Orellana).
La historia, por supuesto, comienza mucho antes. Según registra la nota de Pousta todo esto empezó hace una década. Matías, con 17 años, ahorra hasta comprarse un computador y unos audífonos para empezar a componer, grabar y mezclar todos los días.
Pero además, cuenta ahí, empieza a escribir. Desde sus experiencias en fiestas, hasta crónicas de crítica social a partir de hechos particulares, como por ejemplo, que su vecino no sacara a pasear al perro.
“Más que ser famoso, quería crear, decir ‘esto lo hice yo, lo viví’”, cuenta ahí.
En Picnic revela que la curiosidad fue lo que lo llevó a la música. Algo sensorial. Quería saber cómo o qué se sentía cantar esas canciones de rap y reggaeton con las que creció. Sus primeros experimentos, recuerda ahí, fueron covers para probar y salir de la duda sobre cómo podría sonar su voz sobre bases de rap.
“Se crió escuchando los cd’s que compraban sus tías en la feria, en Puente Alto, cuando se quedaba con ellas. Rap en inglés, en español y los éxitos de reggaeton fueron su inspiración”, se lee en su biografía.
Pero la gran inspiración, más que nivel sonoro, en su perspectiva de vida, vino de parte de una banda nacional. “Movimiento Original es mi grupo favorito de música urbana en Chile, ellos fueron mi influencia. Sobre todo en las letras, porque ellos transmiten eso que me gusta expresar, lo positivo, pasarla bien, tirar para arriba y fluir”.
Entre sus otras influencias mencionará a Della Fuente y Post Malone.
Huele a espíritu entusiasta
“Al comienzo escribía algo y pensaba en si estaba haciendo las cosas como se debe. Me tomó mucho tiempo notar que esto siempre va bien, porque eso es lo bacán del arte, no tiene limitaciones, cada uno tiene su estilo. Es mejor cuestionarte si estás a gusto con lo que estás haciendo. Vale un poco de verga lo que diga la gente”, explicaba en Pousta.
Por ese entonces Mati parecía estar enfocado en proyectar su carrera como cantante pero también daba luces de un acabado conocimiento del manejo de redes sociales, incluso de una entonces no tan obvia, como Tik Tok
“Lo mejor es ocupar todas las redes sociales, hasta las que recién están saliendo. Siempre les dije a mis colegas que usaran TikTok, hasta hice un curso para conocerla mejor”.
Según consta en su biografía en Genius, “El 2014 comenzó a estudiar sonido. Durante la carrera se enamoró de las perillas y todo el mundo que existe detrás de la música (...) Youtube le ayudó a investigar sobre cómo realizar instrumentales y vocalizar mejor. Una vez terminada su carrera, ya tenía claro que quería ejercer como sonidista y productor musical”.
Además de una genuina capacidad de comunicar optimismo, el trabajo de Mati Alegría ha sido clave en sacar de las sombras a los productores y darles la vitrina que hoy en día merecidamente tienen. En su canal de Youtube “Alegría Máxima” además de conversaciones con varios cantantes, innovó con entrevistas a productores preguntándoles sobre el paso a paso en la creación de hits como a Magicenelbeat, Moustache, Fran C o Dysbit, pero también con exponentes más underground como Abrildefresa.
Además hace tutoriales enseñando a usar las herramientas de producción.
“Al principio yo hacía todo, tengo la suerte de tener buen equipo en mi casa, entonces era compositor, hacía las comunicaciones, todo. Ahora tengo un team que me apoya, pero no se toca el espíritu del inicio, que es desde uno y la buena onda, generar espacios y música pensando en la gente que quiera escuchar algo bueno y le guste”, contó en Picnic.
Varios años después, haciendo bailar a una Quinta Vergara completa, o desde el escenario de un festival en España, el propósito sigue siendo el mismo.