No más type beats

Lefó.

“La gran mayoría son como Lefó: anónimos haciendo sus cosas de manera silenciosa, esperando sentirse conformes con su sonido antes de lanzarse al mundo y sin otro respaldo más que su propia voluntad de ser artistas”

El otro día tuve una conversación que me hizo repensar el valor de la música. Lefó, un cantante de acá de la Quinta, me dijo que ya estaba aburrido de los type beats y que tenía ganas de personalizar sus instrumentales. Esa es su nueva meta luego de haber conquistado la anterior: sonar pro, un desafío que significó una inversión y que pudo cubrir gracias a su chamba de lunes a viernes en horario de oficina.

Uno da por sentado que la música suene bien. Después de todo, la industria acostumbra nuestros oídos a ciertos estándares. Pero eso no significa que ese nivel sea fácil de alcanzar para cualquier artista, especialmente para los del under y más todavía para los que tienen las características de Lefó, es decir, los que no vienen de ambientes donde hacer arte sea algo común y existan amigos productores que apañen.

Si no te suena el nombre de Lefó, normal. En Spotify tiene menos de 100 oyentes mensuales y su integración a la escena recién está partiendo. Lefó todavía no es amigo de ningún otro cantante, ni frecuenta los mismos lugares, ni sale en fotos con nadie que se dedique a la música. Su única preocupación hasta ahora ha sido sonar bien, y en eso se le fueron los primeros cuatro años de su carrera como cantante.

Cuando uno vive métale streaming, de repente es fácil olvidar que pasan muchas cosas antes de que una canción se vuelva un link. Hay toda una cadena de eventos, decisiones y variables que entran en juego y de las que generalmente ni nos enteramos por estar pasando de un disco a otro. Pero esa info es clave porque puede moldear la percepción que uno tiene de un artista o un tema, tal como me pasó con Lefó.

La música que Lefó ha hecho hasta ahora no es necesariamente de mi gusto. Sin embargo, reconozco en ella el mérito de cumplir la meta que su autor se propuso. El sonido de su EP “Al son del cora”, efectivamente se cola con fluidez por los parlantes. Ese puñado de canciones es el pequeño gran triunfo de un artista curioso y motivado descubriendo sus posibilidades. Creo que hay algo muy valioso en esa búsqueda.

Que estas líneas valgan como un recordatorio de que la música también le pertenece a los que no están en el epicentro del movimiento. De hecho, los que gozan de renombre son los menos. La gran mayoría son como Lefó: anónimos haciendo sus cosas de manera silenciosa, esperando sentirse conformes con su sonido antes de lanzarse al mundo y sin otro respaldo más que su propia voluntad de ser artistas.

Mientras Lefó busca copilotos para armar su primer equipo de trabajo (algo que ya es un arte en sí mismo) y concretar su visión montándose en beats creados desde cero, pienso en todas las dimensiones de la música que olvidamos al reducirla solamente a su producto final. Una canción es el resultado de un proceso que la mayoría de las veces desconocemos. Tenerlo en cuenta nunca está de sobra.

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