Nuevos kings del real rap

"$lum no camina solo. El lazo fraterno que lo une a sus compañeros es parte de su identidad, como también lo es su proveniencia".

“La brecha entre lo rapero y lo urbano siempre fue antinatural”.

Este año volví a escuchar rap chileno. El puentealtino Audigier me devolvió el entusiasmo perdido con su épico single ‘Gansteritu’, donde el modo de hablar de las calles santiaguinas se junta con una instrumental que encapsula el sonido de las esquinas húmedas de Londres. Audigier toma el beat del tema ‘Gangsteritus’ del rapero inglés Potter Payper para darle vida a algo muchísimo más grande que una spanish version. Se trata de una muy chilena y personal reinterpretación que, de forma orgánica y paulatina, ha tomado vuelo en base al tipo de marketing más antiguo y efectivo que existe: el dato de boca a oreja.

‘Gansteritu’ es rap puro y duro. Una barra tras otra escupida con determinación de fuego y tantas cosas por decir que la necesidad de un coro pasa a segundo plano. Pero filosóficamente está full alineada con el movimiento urbano: en sus barras, Audigier comparte abiertamente las típicas motivaciones de su generación, como el deseo de ganar plata, multiplicarla y andar con ropa de marca. Sin embargo (y acá está el toque consciente propio del rap local), escribe desde el lugar de un hombre proveedor, de un padre de familia que se desenvuelve en la calle y la representa fielmente sin sapear lo que transcurre en ella.

“Quiero dinero pa’ mí, y pa’ mi hijo un cohete, quiero comprar quality food pa’ mi vieja y su diabetes”, rapea Audigier, ahondando en su personaje de joven aguerrido con mente de veterano en ‘Quality Food’, su single posterior a ‘Gansteritu’. De cierta forma, la música que está haciendo ahora, luego de una temporada buscándose en la que incluso colaboró con un emergente Standly antes de su boom, muestra cómo sonaría el rap chileno actual si, en vez de dibujar límites fronterizos a su alrededor, el movimiento hip hop hubiese dejado entrar a la camada urbana en señal de aceptación de lo que realmente es: su heredera.

La brecha entre lo rapero y lo urbano siempre fue antinatural. Confluir ha sido siempre el impulso de todas las músicas, especialmente las que comparten una (o partes de una) misma línea de tiempo, como sucede entre las expresiones musicales que entendemos como hip hop y todo lo surgido después que también se rapea (incluyendo el reggaeton, el trap, el mambo, el dembow y otros ritmos urbanos). La pulsión de los géneros por encontrarse ha hecho que, en menos de una semana, dos de los mejores discos de rap chileno hayan aparecido desde rincones más cercanos al under urbano de SoundCloud que al nicho hip hop clásico.

El primero es “Nefasto 2″ del maulino Nocauto, un outsider de tomo y lomo con prácticamente cero contacto con la escena de su zona, y no por falta de intentos, sino por una mezcla de apatía y falta de espacios donde posicionar en el contexto de la región su muy individual lectura de lo que es el rap. En su historia, la soledad y el aislamiento se juntan con un ímpetu creativo a prueba de balas que ha dado como fruto un catálogo que, de forma sostenida, ha ido inclinándose hacia la reivindicación orgullosa de lo raro, lo feo y lo mal visto. Así se dio cuenta de que su verdadero llamado en la música era llevarle la contra a todo.

Cáustico, provocador y a ratos inquietante, “Nefasto 2″ es como la escena final del Joker. Durante el disco, en medio de las llamas y de un caos de su propia creación, Nocauto baila mientras otros inadaptados lo vitorean. Por los créditos desfila un elenco de testigos y cómplices del delirio, artistas que tampoco encajan del todo en sus respectivos nichos, como el penquista Douglass, un nerd del rap que con sus críticas incomoda y obliga a sus mayores en el movimiento a pensar en su obsolescencia, o como Apolo Bacco, un eterno arisco del hardcore trasplantado a la vanguardia under urbana

“Nefasto 2″ de Nocauto salió a la calle el pasado 5 de octubre, y apenas cinco días después apareció otro disco de rap chileno con sabor a evento cultural: “2000: Parte 2″ del cantante y productor santiaguino $lum. Tal como el álbum de Nocauto, quien a todo esto también aparece en su larga lista de colaboradores, el nuevo disco de $lum es la secuela de un álbum del año pasado. Hablamos de obras que son fragmentos de una visión mayor, de proyectos grandes que se dividen por entregas, de pequeños grandes hitos para las microescenas desde las que emergen. En el caso de $lum, un circuito artístico levantado por él mismo desde los cimientos.

Joven leyenda de SoundCloud, el veinteañero detrás de “2000: Parte 2″ tiene una historia larga e inspiradora con todo un lore lleno de personajes dignos de un muchotexto aparte. Por ahora, la versión resumida: $lum desde muy chico le pegó el bicho de la música a cada uno de sus amigos de La Cisterna y los incentivó a darle su corte haciéndolas de ingeniero, productor, beatmaker, ideólogo y capitán del equipo. Las semillas que plantó germinaron en la forma de dos colectivos: primero junto a sus amigos del barrio y el colegio usando el nombre Ciegos Crew y luego con  los amigos que le dio la música en NOTS (No Olvides Tu Sur).

$lum no camina solo. El lazo fraterno que lo une a sus compañeros es parte de su identidad, como también lo es su proveniencia. De ahí el uso del 797 del código postal de La Cisterna y las referencias que hace al Sousai, que es una chilenización de south side en referencia a la ubicación de la comuna en el sector sur de la ciudad. Tener esto en cuenta es importante a la hora de escuchar “2000: Parte 2″. El aura que envuelve al disco no es la de un logro en solitario, sino más bien la de una hazaña colectiva. Las 24 canciones que contiene en su hora y cuarto de duración son la ceremonia en la que se corona como “el nuevo king de este real rap”, citando su single/manifiesto ‘Mantén lo real’.

La vida de $lum pasa frente a nuestros oídos en “2000: Parte 2″. Desde su última grabación junto a un Ciego que dejó la música para estudiar medicina (Ken$hin) hasta un FT con una rapera en alza que partió con $lum y su compañera en NOTS Fresasalvaje como inspiración (Akriila), pasando por samples que transforman a Jorge González, Yung Represalia o Paulina Urrutia en personajes dentro de un disco laberíntico, hecho para dar mil vueltas en su interior y extraviarse en sus pasadizos, bifurcaciones y encrucijadas. Con artistas como $lum, Nocauto o Audigier, el rap chileno saca los ojos del retrovisor y vuelve a mirar hacia el futuro.

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