Tomasa del Real, la revolución de los freaks que perrean

Valeria Cisternas, aka Tomasa del Real, es la fundadora y reina absoluta del neoperreo, el lado punk del reggaeton. La cantante que partió haciendo canciones a su gato mientras esperaba clientes para tatuar en Iquique, actualmente reside en LA y prepara su cuarto disco.

Uno de los más recientes post de Tomasa del Real es modelando para Gypsy Sport, una marca de ropa fundada por Rio Uribe, exdirector creativo de Balenciaga. Tomasa, de hecho, aparece en la penúltima foto que Gypsy subió a su Insta.

Actualmente está en un tira y afloja con su sello discográfico de Los Angeles, Nacional Records, para lanzar su cuarto disco. “De lo que me ofrecen, quiero más, no quiero tan poco, quiero más. Entonces me espero (...), no he podido concretar porque money, money mod. Pero lo más importante sobre el álbum es que ya está listo, tiene como 12 canciones, tengo reggaetón, hyperpop, música más tranqui, obviamente neoperreo para bailar full, tengo una canción más emo, música en inglés”.

En una entrevista del año pasado con Moochila TV, Tomasa cuenta que se topó con Cosculluela en la calle. Cuenta muerta de risa que el reggaetonero le había dicho que le parecía bastante gótica. “O algo así”, dice.

“Es bacán eso, porque somos los freaks del reggaeton, los hijos globales de esa era”, decreta.

Otra escena. Otro fact. En agosto de este año, Tomasa apareció en un ranking que elaboró Rolling Stone con las mejores 100 canciones de la historia. Ahí, entre “Gasolina” de Daddy Yankee y “Quiero bailar” de Ivy Queen, estaba “Barre con el pelo”, que la revista escogió por su narrativa sexual descarnada y ritmos emocionantes.

Una canción que comenzó sonando por allá por el 2018 en las fiestas alternativas de Bellavista cuando el concepto de neoperreo era una especie de rumor que empezaba a tomar lentamente fuerza y se asomaba como novedad entre los blogs de vanguardia.

El título, o categorización, saldría de manera espontánea en un entrevista con Red Bull en Nueva York donde, según explicaría ahí —y en realidad en cada una de las entrevistas que ha dado hasta el día de hoy— consideraba que llamarse reggaetonera era casi una apropiación cultural de su parte. Para ella perrear e incluso el reggaeton era algo que estaba en su adn musical desde siempre y esa fue la música que fluyó al empezar a cantar, pero también había una serie de otras influencias, desde el punk a la electrónica.

“Más que de Iquique, o de Chile, yo creo que mi nacionalidad, mi país, era Internet”, diría.

“Cuando nació ese nombre, colegas alrededor del mundo se sintieron más cómodos diciendo que hacían neoperreo, en vez de decir que hacían reggaetón. Le abrimos la puerta a gente que no tenía la puerta abierta. Es un estilo de música, pero también es un lugar como fiesta, seguro, donde a nadie le importa cómo estás vestido, ni quién te gusta, si te gusta que te lo metan por la oreja, estamos ahí para perrear. No hay otro discurso de por medio. Eso hizo que la palabra llegara tan, tan, tan lejos”, teorizó con The Clinic.

Tomasa Del Real por revista Binary

La canción, creada una mañana en que Dj Lizz, co-creadora del concepto, llegó a la casa de Tomasa con un abrigo de piel como de pelo largo y de talla salió la letra, marcó el punto de partida para su carrera y que ella rápidamente identificó como su en-sus-marcas-listos-fuera para irse de Chile. Primero se fue a México, donde estuvo un año, y después se asentó en LA.

En retrospectiva, no cabe duda de que hizo lo correcto.

“Antes, hacer la música que yo hacía me traía un montón de problemas y críticas. Siento que yo abrí esa puerta —y tuve que recibir todo ese odio, porque fui la primera— para que otras niñas hicieran lo mismo, sin tener que aguantar ese bullying que me hicieron en Chile, porque en verdad no tiene otro nombre. De hecho, cuando pasó lo de Rolling Stone me postearon en muchos medios chilenos y había comentarios súper haters, se me había olvidado que la gente hablaba así. Me chocó igual un poco acordarme de cómo es el trato al artista que tienen en Chile. Así como: “el reggaetón no es música” o “¿Qué sabe Rolling Stone de música?, y era como: “What? ¿En serio piensan que en Rolling Stone no saben de música?”

Tatuajes y perreo

El año 2019, Tomasa del Real se presenta en Lollapalooza Chile y da una entrevista a Cooperativa. Allí cuenta: “Estaba nerviosa porque no había estado en escenarios grandes en Chile, me llevé una sorpresa gigante por la gente perreó durísimo. El neoperreo ya es una subcultura, el lado punk, más freak, la venganza de los raros que les gusta perrear”.

En esa entrevista comenta sobre dos hechos que le darían aún más propulsión a chorro a su carrera. Primero, que Rolling Stone eligió “Barre con el pelo” como una de las 20 mejores canciones del año en Latinoamérica. Segundo, que estaba invitada a Coachella.

Ese punto no sería menor. La artista luego contó a Julio César Rodríguez en una edición pandémica vía zoom de La Junta que esa versión del festival era la primera que se abría al género urbano latino. “Invitaron a J Balvin y Bad Bunny y a mí”, dijo.

Un año antes, la cantante actuó en el mismísimo MoMa de Nueva York. “Ahí caché que mi música era arte y digna de un museo”, reflexiona.

Todo lo anterior refrenda un hecho clave en el camino de Tomasa, uno que compartió con Moochila TV. “Hay muchos artistas muy talentosos, pero hay una parte importante que es ser buena para los negocios. A mí me gusta, además de la música, hacer negocios. Hay artistas que no tienen ese perfil y ahí es más difícil llegar a otros lugares”, revela.

Es por eso que apenas tuvo la oportunidad, se fue a vivir a Los Angeles, California. “Me gusta cobrar en dólares”, le dijo a JC muerta de la risa. A The Clinic le explicó por qué prefirió ir a hacer carrera a Estados Unidos: “¿Qué haría? Presentarme en el Festival de Olmué, esas cosas hacen en Chile ¿Cachái? Ese tipo de cosas que a mí personalmente no me interesan”.

La historia de Valeria Cisternas en su transformación hacia Tomasa del Real es una verdadera fábula de la era digital. Todo comienza en Iquique, en la I región de Tarapacá. Allí la joven Valeria se dedica al tatuaje tradicional, old school, y también al diseño de ropa. Monta una tienda donde ofrece ambas cosas.

“Empecé a hacer música, de aburrida, en los ratos libres, porque no canto ni bien, de loca nomás subí unos videos a internet”, le confesó a Julito César. Una cosa llevó a la otra, se puso a organizar eventos, tocatas en Iquique y conoció a personajes que en esa época también estaban haciendo sus primeras armas, como Ceaese y Jamez Manuel, que la incentivan a lanzarse a la piscina.

“Como tatuadora viajaba harto, entonces tocaba gratis en las fiestas a las que iba y dejé una semilla en muchos países. Con el tiempo mi nombre creció y como se acordaban que estuve me volvían a invitar. Así me metí en la escena internacional de la música under y la industria en algún momento me cachó y me empezaron a salir cosas más grandes”, dice.

Pero sería en The Clinic donde da su consejo rotundo a las nuevas generaciones de artistas de Chile. “Soy fan del Jordan 23, me encanta toda la nueva escena de reggaetón de Chile. Yo soy fan de todos. Siempre con los eventos de Neoperreo ponemos canciones de amigos de Chile y los etiquetamos para que sepan que igual los escuchamos. Mi sueño igual sería que se fueran de Chile, recomiendo a toda la gente de Chile que le va bien: ¡Por favor, váyanse!”.

Mientras negocia con su sello las condiciones necesarias para lanzar su próximo disco adelantó que ya está terminado, que tiene 12 canciones que transitan por el reggaeton, el hyperpop, cosas “más tranqui”, neoperreo, otras más emo. Y, adelanta, música en inglés, para ya hacer el salto global al 100%.

“A mí me interesa que la música esté en la discoteca, que esté en la fiesta gay, que mi canción esté en el cumpleaños del amigo que son todos raros, que la pongan en el cumpleaños del hueón metalero. Esa es mi inspiración, que lo que yo hago sea bienvenido en donde tiene que ser. Yo no estoy haciendo música para la masa, estoy haciendo música para un grupo reducido de gente que estamos siendo discriminados, por diferentes razones, porque soy alta, gorda, pobre, rica. Hay muchos tipos de discriminaciones en general, que son sociales, económicas, mentales. Hago música para la gente que está loca, que tiene depresión, que no tiene un lugar, que no tienen amigos, que no tienen dónde ir o querer ir a un lugar, o quiero escuchar algo que me meta en otro mundo, que no sea este mundo horrible del que todos queremos no existir”, decreta.

Y aparte, cuando le preguntan con quién le gustaría colaborar, dice: “Cardi B, para hacerme millonaria más rápido”.

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