Tussi, el ataque de un perro y un libro “secreto”: cómo Camilo Paredes se convirtió en Standly

Standly.

Su sueño era ser futbolista, pero un accidente y un amigo le cambiaron el foco. Oriundo de San Felipe, a sus 18 años se vino a la capital para entrar en la música, rubro en que despuntó con sus hits “Mi gata” y “Pégate”. Pero el camino fue duro. “Estaba el demonio allá, había drogas, delincuencia y otras cosas malas que no sé cómo nombraría”, contó sobre sus días en el centro de Santiago.

Profesor de educación física… Chef… Abogado… En la mente de Camilo Paredes (19) daban vueltas distintas carreras para su futuro. Le gustaban las matemáticas. Aunque, la verdad, como a tantos otros niños, era el fútbol lo que más le tincaba, ser cadete para alcanzar el profesionalismo.

Sin embargo, un día “me mordió un perro la pata y quedé pa’ la caga’”, contó en el programa Carpool (Vamo’ a calmarno). Hasta ahí nomás le llegó el sueño, pero, aparte, ya desde primero medio, en el colegio, amasaba otro plan: irrumpir en la industria de la música urbana.

A la familia del adolescente oriundo de San Felipe, en la precordillera de la Región de Valparaíso, no le gustaba la idea. Es más, su mamá quería verlo metido en alguna carrera, que le metiera a los libros. “Mamita me decía: “hijo debes estar estudiando”/ Que no hay otra salida, si no estudio estaría vagando/”, cuenta él en “My Life”, temita que lanzó en febrero del 2021, antes de volverse viral.

Y es que, en parte, Camilo le hizo caso a su mamá: terminó el colegio con promedio 6,6. Aunque “yo no estudiaba, ponía atención nomás”, contó, sobre sus años en la sala de clases, a Radio Los 40. “Igual repasaba en la casa, pero no me gusta estudiar”. Mientras tanto, ya a los trece años se había puesto a hacer música, con o sin en apoyo de su familia, con la que tiene un estrechó vínculo a pesar de esa diferencia inicial.

Pero, aún, todo era incipiente.

Standly de blanco.

En primero medio fueron sus primeros pasos, cuando conoció a un amigo que tenía un estudio. Antes, escuchaba pistas musicales y, sobre ellas, escribía una letra. No mucho más que eso. Por aquel entonces, sus referentes urbanos eran artistas foráneos como Maluma, Arcangel y Anuel. Su primer temita lo bautizó “Desde cero”.

Ya cuando tenía claro que lo suyo sería la música, “me puse brígido a elegir el nombre (artístico)”, contó. Esa sería su carta de presentación. Debía ser cuidadoso, porque lo acompañaría, seguramente, para siempre. En el presente, a veces piensa: “Igual hubiera elegido otro nombre”. Pero, al darle una segunda vuelta, en realidad, no. “Igual me gusta, porque elegí las letras de las iniciales de mi mamá, papá y hermana”, explica. “Lo llevo en mi corazón”, por lo que “más que un nombre para mí, es para mi familia”.

Así nació Standly.

El tussi y la plata

“Me costó caleta” en un comienzo, relató. Es más, cuando dio sus primeros shows, lo pifiaron. “Al principio siempre te miran en menos”, declaró. “Tienes que buscártelas por ti”.

Pero, con la pandemia, le vino una oportunidad. Dejó de ir al colegio y, al estar en la casa, “fui inteligente y ocupé todo ese tiempo en la música”, dijo a Meganoticias. Se enfocó totalmente en sacar un tema que pegara. Trabajó en silencio, sacó un puñado de canciones que sumaron los primeros miles de reproducciones.

Pero no era suficiente.

Y llegó el 11 de noviembre del 2021, el día de su cumpleaños. Esa fecha eligió para lanzar, “Mi gata”, con el pegajoso estribillo: “Toma tussi, gasta la plata/ Con un par se puso bellaca/ Fumo de la mata y no se atrapa”. Aunque debió esperar tres meses para que la canción despegara en YouTube y Spotify, hasta convertirse en un hit que ya suma cerca de 200 millones de oídas.

“Yo canté lo que me nació en ese momento, lo que veía, y lo plasmé en eso”, recordó sobre su primer gran golpe. Eso sí, a propósito de su alusión a las drogas, “de a poquito estoy tomando conciencia, porque mi entorno era de gente de mi edad, no pensaba en los niños o gente más adulta”, comentó. “Tengo que cambiar mi entorno, mi vida, para estar saludable”.

A su corta edad, pasó por unos meses difíciles, metido en el tussi, droga sintética también conocida como “cocaína rosada”. Una etapa que le ha atribuido a que “la fama es brígida”, de hecho, confesó que “costó dejarlo”, porque “es realmente adictivo”.

“A veces voy escuchando la pista y voy viendo lo que se me ocurre”, contó sobre cómo le surgió la letra de “Mi gata”. En aquellos días, miró a su alrededor, “veía lo que estaban haciendo todos, eso me nació, y pegó”, dijo. “Yo sé que no olvida’ cuando yo te lo metía/ Y que tampoco olvida’ que en la cama fuiste mía/ Cuando sobraba tussi, keta y también María (marihuana)”, entona en el temita.

Por aquellos días, él vivía en un departamento en Santiago Centro, lejos de su familia sanfelipeña. “Estaba el demonio allá, había drogas, delincuencia y otras cosas malas que no sé cómo nombraría”, recordó sobre esa estancia en el núcleo de la capital”. Aparte, “igual me dejé influenciar, pero son cosas de la vida”.

Standly luce sus joyas.

“¿Quién es Giorgio (Jackson)?”

Como sea, después de esa oscuridad, tras “Mi gata”, lanzó otro hitazo, “Pegate”, que también ya suma cientos de millones de reproducciones, junto con la que han llegado otras como “Bailando”, colaboración con El Jordan 23 que también ha pegado fuerte, y otras como “Marisola” y “Panamera” .

“Mi musical se trata de reggaetón, música urbana, y ahora de a poquito vamos metiéndonos en distintos tipos de ritmos para sonar internacionalmente”. Así ha definido él su estilo, mientras quiere incursionar en los sonidos de la bachata y el mambo para abrirse hacia nuevas fronteras, cruzar el límite de Sudamérica.

Le gustaría sonar en Estados Unidos y, sobre todo, en Europa. También le tinca tirar “un tema comercial” con Marcianeke para amplificar aún más su onda. Y también le interesa hacerse de una frase para repetir en todas sus canciones, así como ocurre con Daddy Yankee cuando entona “¡Mundial!” en alguna parte de sus hits.

—Vamos pa’ adelante, vamos a salir en el New York Times —manifestó también atrás en la previa a una entrevista con La Junta.

Fue en ese mismo programa, conducido por Julio César Rodríguez, que el artista protagonizó un polémico (y sobre todo confuso) episodio. En marzo, el arranque de la segunda temporada del espacio en que han participado figuras como Marcianeke, Pablo Chill-E y Princesa Alba, no fue lo esperado, incluso la producción borró el episodio de YouTube.

Al parecer, al cantante no le habría gustado la distendida dinámica del programa; no se habría tomado a bien alguna talla que le tiró JC. “La tele es así y el diálogo que utilizaron fue burlesco y no fue el que esperaba”, declaró él días después. “La tele basura siempre será tele, una burla”.

Por supuesto, esas palabras desataron la molestia en el programa: “Cada invitada o invitado conoce el estilo del programa”, en que “creamos un ambiente en que Julio bromea y acepta bromas de vuelta”, sin embargo, “en este capítulo Standly no aceptó una broma que Julio le devolvió”, lo que derivó en “una diferencia de opiniones que solucionamos en el momento”.

Tras el incidente, en diálogo con Culto, también comentó que, fuera de pantalla, también ocurrió algo que me molestó: “(JC) Me dijo una cosa muy fome, me habló otras cosas nada que ver”, ante lo cual el cantante quiso irse, pero finalmente permaneció. “Lo hice por mi mánager más que nada”, aseguró. “De un principio supe que ellos eran así igual, pero yo abrí mi corazón para eso, pero no esperaba algo así”.

Standly en La Junta.

Durante aquel borrado capítulo, el conductor le comentó que hasta los ministros Giorgio Jackson y Camila Vallejo compartieron un video bailando “Pégate”.

—¿Llamemos a los ministros? —propuso la figura de CHV y tomó su celular.

—Llamemos a los ministros —aceptó Standly.

—¿A quién vas a llamar?

—A Giorgio.

—¿Quién es Giorgio?

—Giorgio Jackson.

Los presentes se rieron. Tras lo cual el cantante, apuntó a la cámara y habló al ministro:

—Con todo respeto, mi sangre, no te conozco.

“Me ha costado enfocarme”

“Igual soy chico, entonces igual me cuesta tomarme la vida de adulto”, confesó, por lo que ha necesitado “fuerza mental”.

El estar lejos de su familia, que vive en San Felipe, le ha costado no perderse. Sin embargo, actualmente sus hermanos están en Santiago con él. Es su gente la que lo mantiene con los pies en el suelo. Pero, con apoyo y todo, sabe que se puede equivocar, por lo que solo queda “aprender de eso, porque siempre habrá errores, la vida no es perfecta”.

Según dijo hace unos meses, se ha alejado de las drogas: “Es mi mente, mis neuronas”, explicó. “Hay que cuidarse, porque, con el tiempo, quizá, hace daño”, por lo que “tengo que cuidarme sicológica o físicamente”. Esa es la razón por la que “estoy haciendo deporte todos los días, grabando e intentando hacer las cosas bien para cantar cosas buenas”.

“Estamos más concentrados”, manifestó.

Standly sobre el escenario.

Fue un salto abrupto su arremetida musical. La vida le ha cambiado “brigidamente” con la exposición, “desde no ver a la familia, trabajar enfocado, no dormir, la fama, con sus cosas buenas y malas”, confesó. “Me ha costado enfocarme, pero nací para esto, yo creo”.

Todo ha sido “muy rápido, pero tampoco lo he podido disfrutar, porque he estado trabajando y trabajando”, aseguró. “Eso me lleva a no estar tan feliz, porque (estoy con) mucho trabajo, muchas cosas de una, al mismo tiempo”, y “mucho de algo no es bueno”, lamentó.

Pero también ha hablado de la parte grata de ser conocido: “Lo bueno de la fama es que la gente te entrega mucho cariño y amor, es como la otra familia que uno tiene”. Pero “lo malo” es que “el esfuerzo que uno hace, es mucho, mucho, mucho”, por lo que, con solo 19 años, “estoy botado”, confesó. “Pero tengo que seguir dándolo, porque es mi sueño”, a pesar de que a veces echa de menos “ir tranquilo” a un restorán o al mall.

Al sumar y restar, este salto “fue como una bendición”, declaró el cantante. “Gracias a Dios salió bien, y ahora estamos sonando en Chile, y en otros países”, por lo que está “agradecido de Diosito, pensando en el futuro, en progresar”.

Standly de rojo.

Hace unos meses, reveló que preparaba su primer álbum, el cual contaría con colaboraciones con Pablo Chill-E, Flor de Rap y Harry Nash.

Aún no aparece.

Un libro

A pesar del esfuerzo, para Standly hubo un momento clave: “Yo empecé a creer porque una vez leí un libro”, al punto que “si no hubiese leído ese libro estaría para la cagada yo”.

¿El nombre del libro? “Es un secreto”, contestó el artista a Culto. “El libro no se puede contar a nadie, porque el libro dice eso”.

En su momento, “nadie” en su familia creía que podría encumbrarse en la música. Recién ahora lo han asimilado. “En mi población, los niños querían ser ladrones o traficantes, porque no había otra opción”, declaró. “Ahora se ponen felices porque hago música”.

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