Padre, ingeniero, experto en marketing con experiencia en filosofía, Mario Villalobos es el Mc del dúo de hip hop Motafonkas. En esta nota explica por qué pese a tener 7 discos editados solo recién se presenta como “músico” y además como “tu rapero cuico favorito después de mantoi”.
Uno de los verbos más tradicionalmente usados en la música hip hop es “fluir”, que de acuerdo a la RAE tiene dos acepciones. La primera refiere al correr de un líquido o una sustancia gaseosa. La segunda es, dicho de una idea o palabra: brotar con facilidad de la mente o de la boca.
En el caso de Mario Villalobos (35) aka Noble MC aka Mariofonkas aka Sinalefo Villa aka Esteban Charcha, voz del dúo Motafonkas, refiere también a su vínculo con la música, el oficio del músico y la autoclasificación de artista.
Con una maciza discografía compuesta de 6 discos editados (Vinilos Fritos, 2011; Nube Nodriza, 2013; Generación Y, 2014; Sinalefo Villa - Ellas, 2014; Alegoría 2015; Zombies, 2018) y un séptimo que se titula “El arte de no estar ni ahí” (2023), cuyas 2 primeras partes ya están online (y que tiene una tercera y final próxima a estrenarse), para Mario definirse como músico o artista ha tenido características acuosas, desdibujadas.
“Cuando conozco a alguien y me pregunta qué hago, ahora digo que soy músico, pero me costó mucho”, dice.
“Durante mucho tiempo, teniendo discos editados, cantando con artistas reconocidos y todo eso, sentía que esa pregunta muchas veces estaba asociada al ¿qué te paga las cuentas? entonces ser músico no calificaba entre las primeras cosas que podía contar de mí. Hoy día, a pesar de que aún no me paga todas las cuentas, es lo primero que digo. Eso ha ocurrido durante estos últimos tres años”, confiesa.
Mario recuerda un ímpetu melómano que despertó durante su adolescencia, el cual sentía como un interés por conocer y saber de música que estaba por sobre la media de sus pares. “Pero no consideraba que eso fuera algo que me iba a tener relacionado a esto toda la vida”, dice.
Motafonkas in the fuckin house
Casi una década atrás, el 2014, en una entrevista al precursor medio “Showbeats” en un espacio conducido por Leo Herrmann, el dúo compuesto por Mario Villalobos y Felipe Olivos aka DJ Beatshot cuenta que Motafonkas nace el año 2010 cuando ambos se conocieron luego del regreso de un viaje a Nueva Zelanda de Olivos y un amigo en común los presentó.
Por entonces, Mario, se grababa con un micrófono de karaoke de su mamá: “Nos empezamos a juntar a hacer música, hicimos varias canciones, de ahí surgió una amistad y dijimos bueno hagamos un disco y nos pusimos Motafonkas”.
“El nombre es la mutación de varios conceptos…pero finalmente de dos cosas que nos gustaban mucho, el funk y la mota”, dice riendo en ese espacio.
Entre sus influencias primarias, Beatshot citará a J Dilla, Flying Lotus, Adult Swim Bumps. “Me gusta el estilo del rap old school, mezclado con electrónica”, dice. En otro espacio clasicón, precursor de los medios de hip hop “La Terapia”, agrega: “Paso muchas horas haciendo pistas. Escucho música en la calle, veo weas pensando en el tema que hice el día anterior y en la noche después del trabajo aplico todo eso, lento pero seguro. Para mi un tema está listo cuando me siento lleno y es como “yeeeah”, pero es algo que se siente nomas”.
Las raíces musicales de Noble Mc van, ha contado, desde Juaninacka, Tote King, Violadores del Verso, A Tribe Called Quest y todo un estudio a la historia del rap estadounidense, hasta volverse un fanático del rap chileno
Ahí en “La Terapia”, Mario revela un datos crucial para esta historia: “Yo era DJ, tenía una torna y un mixer, mi volá era hacer scratch, pero cuando escuché Hijos de la Hojas encontré que era lo mejor que había, lo encontré revolucionario, era un rap que no era competitivo, ni de egos, sino que arte puro, como un ritual, eso me motivó a ser MC”. Allí también destacó al sello Miércoles de Escuela y Bronko Yotte (con quien colaboró en su disco Gala) como fundamental, desde lo humano a lo artístico, en su desarrollo.
“Nuestra idea es tener un surtido y una diversidad de ritmos, pasando del funk, al dancehall o raggamuffin medio diabólico, al rap más clásico”, ha dicho Beatshot. Villalobos cataloga el sonido de la banda como “experimental”, que tiene su punto de origen en la escena noventera gringa “no lo gangsta sino lo más feliz”, pero solo como punto de partida.
“El 2011 armamos “Vinilos fritos” de manera experimental, con canciones sueltas hicimos el disco, pero el camino de ahí en adelante ha sido distinto, cada disco tiene un proceso propio, un espíritu y un propósito”.
Con un rap intronauta a veces denso y a veces hippie, que bebe de la cultura lisérgica y fungi, los discos de Motafonkas son catalogados por ellos mismos como viajes, travesías que en clave audiovisual se emparentan con el imaginario de la serie “The Midnight Gospel”.
Tu rapero cuico favorito (después de Mantoi)
En un capítulo especial del podcast de Microtráfico donde ofició de moderador en un panel titulado “rap chileno en tiempos de música urbana”, Mariofonkas se presenta como “artista, circunstancialmente rapero”.
Allí desliza una tesis respecto de lo que identifica como un raro fenómeno nacional donde el rap tiene aguas muy separadas con el llamado “género urbano”: “El rap se hace popular en Chile cuando Universal ficha a Makiza, y Emi firma a Tiro de Gracia, gracias a esa inversión el rap entra a la radio y se convierte en una moda. Al mismo tiempo existían las tribus urbanas, si elegías una identidad, eso te delimitaba. Eso quedó en el adn de los raperos, y los que se hicieron voceros, limitaron el rap a lo que ellos creían. Además el rap, dentro de la cultura del hip hop, te entrega todos los elementos necesarios de una religión, es casi una deidad y casi sectario. Hoy esa secta no sobrevive a estos tiempos, ahora tu podis ser rapero y estar vestido como punk o gótico y está todo bien”.
Son varias las personalidades que conviven dentro de Villalobos, que es quizá lo que hace tan especial la música de Motafonkas y en particular el último disco “El arte de no estar ni ahí”. Dividido en tres piezas, el cantante hizo el intento por explicarlo en Instagram así:
Noble mc agrega que hay una innovadora estrategia de marketing detrás de este lanzamiento tripartito, de lo cual se desprende uno de los perfiles del cantante, que además es ingeniero, que ha sido coordinador del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad, constructor de embarcaciones en Australia y actualmente trabaja en mktg para una importante productora.
Ese lado parece chocar con el rapero, que en las letras del disco vive un tira y afloja literario en la cruzada de vivir de su arte pero sin comprometerlo ni en forma ni fondo.
El 2016 en una entrevista en el programa Tardes de Rap lo planteaba así: “Los que se dedican a esto exclusivamente, son dos o tres y es mi sueño máximo. Quizá es ingenuo pensar en vivir de tocar, pero sí se puede pensar en una racha de un par de años, de poder costear un mes de vida con un par de fechas y el otro tiempo dedicarlo a componer, trabajar con otras bandas, colaborar”.
Actualmente lo ve así: “Trato de tener expectativas realistas, y entender que lo que hacemos es de nicho. A pesar de que el género urbano movió las barreras de lo posible, sigo viendo mi obra como algo que está al margen de eso en términos de contenido. Hoy día mi aspiración es lograr que al menos los proyectos musicales se paguen a sí mismos”.
Por otro lado está el Mario padre de una niña de 7 años: “Cuando recién supe que iba a ser papá, creí que eso iba a implicar un freno en mi carrera artística y no lo hizo. Ahí recién empecé a cambiar el switch mental con respecto a la importancia que tiene la música en mi vida”.
Deja correr los temas y tu me cuentas quien soy/ tu rapero cuico favorito después del Mantoi , reza la última barra de “A lo que vinimos”, la última canción de la segunda parte de “El arte de no estar ni ahí”, y que habla del Mario hijo.
Sobre esa línea, explica: “Tiene que ver con mi origen social y mi historia familiar. Vengo de una familia de uniformados, mi papá era de la Fuerza Aérea, mis dos abuelos también y casi todos mis tíos pasaron por alguna fuerza armada. Es una historia de origen super anti hip hop y cuando nosotros empezamos a hacer música, hace un poco más de una década, lo que estábamos haciendo estaba absolutamente enmarcado en la cultura hip hop y por lo tanto había cierta discriminación, porque mi historia de origen contradice la narrativa del rapero”.
Continúa: “Hoy día ya no es tema y ya no es lo que impulsa mi búsqueda artística. En algún momento sí lo fue validarme entre los raperos, y que diera lo mismo que yo fuera cuico. Actualmente no me importa mucho. Esa barra de alguna manera cierra un ciclo y ha sido divertido ver la recepción que ha tenido, ha generado un poco de ruido”.