“Ya dejarán de mirarme como el drogadicto que canta”: el ascenso de Marcianeke y sus planes para mantenerse en la cima

Marcianeke. Foto: The Valley of Kings

En algo más de un año, su irrupción fue meteórica con hitazos como “Dimelo má”, “Tussi code Mari” y “Malveques”, los que, juntos, suman cientos de millones de reproducciones. Aunque con tan solo 20 años, la senda del talquino no ha estado exenta de rasguños, desde una depresión que lo tuvo cerca de la muerte hasta excesos, encontrones y una que otra polémica. “Celebran los haters que piensan que me caí y yo me vuelvo a levantar”, declaró hace poco.

“Matiboy”. Ese era su nombre artístico de Matías Muñoz. Pero no le convencía. Así que, en honor a un tatuaje que tenía, a que “fumaba mucho” y a que es “único”, decidió ponerse “Marciano”. Eso sí, tomó sus resguardos y se metió en YouTube a ver si ya existía algún otro artista con el mismo apodo. No. Sin embargo, igual, para prevenir, decidió ponerse “Marcianeke”.

Claro, quería un viaje espacial, y despegar con el nombre correcto.

Nacido y criado en Talca, Región del Maule, el cantante de 20 años es el hijo del medio en una familia en la que “nunca faltó nada”, contó a Culto. Desde el principio fue un poco distinto. “De chico me ha gustado robarme el escenario”, relató. “Me retaban de repente, me castigaban, pero quería cantar”. En sus tiempos de colegio, de a poco, empezó a practicar freestyle con su amigos: “Me fui puliendo”.

Con la ayuda de sus papás, los primeros eventos fueron en tocatas improvisadas, festivales rancheros, eventos a beneficio y bingos. “Eran cosas de poblaciones”, detalló. “Siempre he cantado en fiestas, antes eran fiestas clandestinas, me arriesgaba un poco, pero siempre ambiente de fiesta”

Un adolescente llamado Matías Muñoz.

Pero no todo fue música y carrete. Cuando tenía 15 años, enfrentó una dura depresión que terminó en un tratamiento farmacológico. “No tenía mucha autoestima, no me agradaba mi personalidad”, explicó. “En mi familia teníamos todo, pero yo sentía que no tenía nada”. Casi no dormía, pensamientos suicidas se colaban en su mente. Por lo tanto, hoy, al momento de hacer un nuevo tema “tengo que buscar dentro de mí, porque aparte de cantar sobre fiesta, también canto sobre superación”.

Cuando ya no quería seguir con los controles ni tomando pastillas, se metió “de lleno en la música”, contó en La Junta, “y si me siento mal o algo, me voy a hacer un tema”. Es más, “cantando ya se cortó la vaina”, declaró sobre el fin de su depresión, condición que incluso lo tuvo cerca de la muerte luego de que una vez se intoxicó en el tratamiento. Su trabajo se convirtió en un “refugio”, al punto de que “puedo cantar perreos muy vulgares, pero la mayoría son verdad, porque por algo prenden en los carretes”.

Explosión

Sus primeras giras fueron dentro de la zona, aún lejos de Santiago, sino que por Talca, San Javier, Linares y Curicó, en todo el Maule. “El primer tema que pegué fue el ‘Chambee remix’”, contó el meteórico cantante. Es decir, esa fue la primera canción que, lanzada en abril del 2021 y junto a sus colegas Young Brooklyn y Víctor La Voz, empezó a sumar reproducciones por miles. “Y ahí ya todos los temas pegaban”, contó, “hasta los que tenía antiguos”.

Claro, y algunos de esos títulos que ya tenía publicados eran “Dímelo Ma”, “No se piken”, “Tussi code mari” y “Envidia”, que se convirtieron en sus primeros hitazos que se empezaron a escuchar por millones y a prender el carrete chilensis.

Algunas de esas son colaboraciones con destacados colegas como Pailita y Cris Mj. “A mí me gusta colaborar en hartos temas, porque qué mejor que colaborar y te digan “pero la parte de Marcianeke estuvo más buena”, confesó. “Pero nunca dejando en menos a los demás, sino por destacar”.

Ya con esos éxitos encumbrados en YouTube, TikTok y Spotify, “empecé a moverme para afuera, para ver qué pasaba realmente”, porque le decían que su acelerada y rasposa voz ya estaba sonando en ciudades como La Serena, Concepción y en distintas regiones.

El ritmo se volvió frenético. Y nuevos hits llegaron como “Entussiasma” (con Galee Galee), “Ponle remix” (con Cris Mj, Pailita, Juliano Soza , Franco El Gorila, Harry Nach y otros más) y, por supuesto, “Los malvekes” (con Cris Mj y Simón La Letra), que hay suma cerca de 200 millones de reproducciones entre las distintas plataformas.

El trapero dando un concierto.

“Uno en algún momento tiene que hacer más de lo debido para que te vaya bien”, declaró en octubre sobre su apuro para trabajar. “A veces me dicen que pare un poco, pero me está yendo bien porque no paro nunca”.

Al menos por aquellos días, tenía una postura que resultó ser una filosofía de vida: “Hay que ser constante”, porque “he visto varios artistas que se confían en un tema que pega; pero yo no, si pega uno tengo que aprovechar de pegar otro altiro”. Pero eso podía cambiar porque, por supuesto, aún es muy joven y todo es dinámico, sometido al cambio, a las pulsiones y las circunstancias.

Drogas, dramas y tropiezos

Para grabar, contó en julio del 2021, le gustaba consumir alguna sustancia: “No me excuso, pero se abre la mente”, aseguró. “Algunos me agarran mala por que en todos lados me tienen wena/ Qué saben de problemas si yo soy el Problema-tico/ Te doy como lunático/ Hay mucha droga y ni tráfico/ Me caíste bien aunque soy antipático”, canta en “No se piken”, lanzada ese mismo mes.

Sin embargo, hace un par de semanas, a través de Instagram, al contestarle a uno de sus seguidores, lanzó: “Para que sepas, ya no les estoy haciendo mucho a las drogas”.

Es más, le atribuyó a esa decisión que “por eso me está yendo como me está yendo, estoy retomando, estoy volviendo a sonar”. Insistió en que es solo un efecto de que “estamos bajándole, estamos bajándole al consumo”. Así, se ha alejado de este mito artístico, el cual dicta que las drogas tienen algo así como propiedades mágicas para la creatividad.

Esto luego de que, a fines de mayo, el cantante publicara un íntimo video en la misma red social, luego de que algunos cercanos en el rubro se hubieran alejado de él porque, según la prensa trapera, por sus excesos con el tusi, la famosa “cocaína rosada”, y otras drogas como la ketamina. Por aquellos días se viralizaron algunos videos del cantante en que habría estado consumiendo dicha sustancia. En otras ocasiones, se lo vio bastante a maltraer en público, sin estar en condiciones para cantar, moviéndose sobre el escenario con torpeza o incapaz de sacarse el polerón. “¡Despierta, hermano! ¡Despierta!”, le gritaron en un evento entre pifias.

“Hay artistas que cantan lo que viven porque cuando no cantaban no les interesaba estar vivos, como yo”, expresó él entre lágrimas. “No se dejen llevar por la crítica, sigan haciendo lo suyo”, lanzó el trapero, quien declaró que está “demostrando con hechos que voy a volver a ser número uno”, porque “nunca dejé de serlo”.

“Gracias a la gente que me apoya incondicionalmente a pesar de todas las altas y bajas que he tenido”, remató. “No soy menos persona por andar derramando lágrimas y expresar lo que pienso”.

Marcianeke luce sus lujos.

Unos días atrás, el cantante había sido fuente de críticas porque, según reclamos de sectores reticentes a su letras, lo acusaban de relatar el uso de armas, el lujo y contenido sexual explícito. “Uno también sufre de críticas, pasó hambre y frío, malos ratos, depresión severa”, contestó. “Hasta fui víctima de actos violentos por culpa de la envidia, y por solo esforzarme para ganarme mis cosas con esfuerzo y dedicación”.

“Ya dejarán de mirarme como el drogadicto que canta”, había declarado poco antes, en abril. “A la gente, aunque le guste o no, yo canto lo que vivo porque cuando no cantaba no quería estar vivo y lamentablemente es así: yo sé lo que canto”, lanzó también por aquellos días. “Lamentablemente la verdad es cruda y yo canto la verdad”.

El trapero había pasado por momentos complicados. Entre fines del 2021 e inicios del 2022, el trapero protagonizó un par de conflictivos incidentes que lo tuvieron en la palestra mediática. Primero, una pelea y desórdenes en un centro de eventos de la comuna de Olmué. Luego, en Quillota, el circo Tony Caluga decidió cancelar el show que haría el artista tras una serie de retrasos de parte del equipo del cantante.

Antes, en la otra cara de la moneda, quien debutó Lollapalooza Chile 2022 había realizado una visita a la Ex-Penitenciaría de Santiago, donde compartió con los internos en un concierto sobre un improvisado escenario, e incluso jugó a la pelota con los presos. También, en vísperas de Navidad, protagonizó un show navideño junto a Pablo Chill-E en un centro del Sename en Calera de Tango.

Marcianeke en la ex-Penitenciaría.

¿Un giro marciano?

“Se escapó de las manos”, confesó Marcianeke sobre su música en el programa Carpool (Vamo a Calmarno). “Le terminó gustando a todos”.

Al punto de que “llevé tiempo tratando de ser muy propio jefe y no se puede, necesitas un equipo”, explicó. Su ideal es tirar dos temas al mes, pero también ha tenido algunas tandas con menos música nueva. Ante eso, él ha descartado cualquier tipo de pausa: “No estábamos apagados, estábamos cocinando”.

No pasa tantas horas dentro del estudio, contó a mediados del 2021, pero se concentra bastante cuando lo hace o, como él dice, se “cranea”. El resultado le sale rápido, aunque no le gusta improvisar, sino que tararea y escribe la letra. “A veces te sale mejor, a veces más o menos”, comentó.

Pero también, declaró, fuera del estudio, pasa “todo el día craneando” algo “para marcar diferencia”.

Marcianeke en el escenario de Lollapalooza.

Por aquel entonces, su plan era sacar dos canciones por mes, con videoclip incluido. Para esto tenía que “pensar rápido”, que es un talento que le parece “valioso”. “Este ritmo me acomoda, porque en algún momento voy a tener que hacer el triple y voy a estar preparado”, adelantó. “En cambio, si me relajo mucho, al momento de trabajar el triple no voy a poder y ahí corro el riesgo de que Marcianeke ‘era’”.

Sin embargo, durante abril del 2022, en una segunda conversación con La Junta, aseguró que planea seguir siendo constante, aunque más “preciso”, es decir, “tema que sale va a pegar”, porque en un momento “estuve muy a lo loco, quería sacar tres temas a la semana”, que a veces no tenían tan buenos resultados. No todos destacaban.

El temita que más le gusta de su repertorio es “Colores”, lanzado en marzo de este año. “Perreándote te enamoré/ Bajo el efecto de los colore’/ Yo sé que no soy de lo mejore’/Pero sí puedo hacer que tu vida mejore”, canta la letra

En cualquier caso, “todos los artistas nos hemos frustrado en algún momento”, confesó.

Siempre vuelve

El trapero no ha perdido de mira su horizonte: “Ya estamos internacionalizando, estamos terminando los permisos para irnos para allá”, contó a La Cuarta en marzo. “Chile ya me está quedando chico”. El artista ya se ha presentado en escenarios de Miami, Puerto Rico y sacó una colaboración con su par argentino L-Gante. Respecto a los shows que dará el “Conejo Malo” en el Estadio Nacional de Santiago (28 y 29 octubre), adelantó: “Hay una sorpresa ahí con Bad Bunny”... Habrá que ver si esa “sorpresa” sigue en pie.

Aun así, con todas esas medidas que ha tomado para seguir en alza, cree que lo difícil de mantenerse arriba no pasa tanto por el nivel músical, sino “por cómo eres cómo persona, que no se te suban los humos a la cabeza; con eso ya basta y sobra”. Por aquel entonces, en marzo, mostró la desconfianza que se le ha despertado tras ciertas polémicas: “Últimamente no está para contarle las cosas a nadie, porque todo es cahuín. No sabes en quién confiar. A veces da miedo confiar en uno mismo”.

A ello se suma que “siempre he sido frío (distante)”, según ha contado, “pero se hace lo que se puede”. Es más, durante marzo, en conversación con los youtubers Roberto Rosinelli y Jaime Proox, confesó: “Yo no soy muy sociable como para dar entrevistas, pero la pasé bien”.

Marcianeke con Julio César Rodríguez en La Junta.

Aunque eso no es algo que influya en su arrastre con el público: “De todas las edades me han salido fans: abuelitas, jóvenes, niños, hasta guaguas que dejan de llorar”, comentó durante enero a CHV Noticias. Y aunque sus letras hagan explícita referencia al consumo de drogas o las armas, no le interesa que los cabros chicos sigan esos relatos: “Últimamente les he dicho a todos que se porten bien, que le hagan caso a sus mamitas, que hagan las tareas… Todo eso les digo”.

Sobre los malos ratos que ha enfrentado, ha declarado que “de los errores se aprende, no soy menos persona por venderla (equivocarme), todos aprendemos equivocándonos, todo es constructivo”. Y como sea, “no puedo vivir del qué dirán, porque sino mi carrera estaría muerta hace rato”, así que “prefiere callar las bocas con hechos” en vez “de parándole los carros uno a uno”.

Dicen en la calle que lo no te mata te hace más fuerte; celebran los haters que piensan que me caí y yo me vuelvo a levantar”, escribió en su cuenta de Instagram el pasado 4 de julio, palabras que acompañó con fotos sobre el escenario del Movistar Arena.

Últimamente ha andado productivo. El 15 de julio lanzó el featuring “Nalgona”, con Sergio Agosta. Durante la semana pasada cantó en un evento familiar en Punta Arenas, y el domingo 24 se presentará en Puerto Aysén. La carrera no se detiene. “Uno tiene que ser feliz aunque esté triste”, ha dicho. “Y si estai triste, no tení que dejar que los otros estén tristes porque tú lo estai”.

Durante la noche del martes (19 de julio), publicó un video manejando, vistiendo ropa cara y brillantes collares y anillos, llegando en plena oscuridad a Talca, donde está su hogar familiar, con su mamá y papá. El refugio de la infancia. Y es que si bien a veces, para bien y mal, Marcianeke pareciera salirse de órbita, siempre vuelve.

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