Lo único que recuerdo es a esa mujer que me miró, me tiró un beso, la seguí, me hizo subir a su auto, me llevó a su departamento e hicimos el amor hasta las cinco de la mañana.
Doctor Cariño:
Lo único que recuerdo es a esa mujer que me miró, me tiró un beso, la seguí, me hizo subir a su auto, me llevó a su departamento e hicimos el amor hasta las cinco de la mañana.
Después de eso, que fue un lunes hace dos meses, nunca más la vi, se cambió de casa, no sé quién es ni de dónde salió. Mis amigos me metieron miedo, pues no me cuidé con nada y estoy preocupado, porque capaz que esté contagiado con algo. Es todo muy raro y en las noches no puedo dormir con el temor de ir a hacerme un examen y que me salga cualquier cosa extraña. Piedad.
Juan
Juanito:
Supongo que usted es una persona adulta que piensa como un hombre normal. Pero se comportó como un perro en celo esa jornada que, supuestamente, fue de maravillas. Claro, hay mujeres que enamoran a hombres y después los botan, pero lo que le sucedió es como una película de suspenso. La mujer ya no vive ahí, ¿habrá sido mujer?
El problema suyo es que más allá de quién sea, en las farmacias existen unas cositas de látex que se llaman condones. Son baratos y fáciles de usar. Pero usted no, va a la pelea como Adán y Eva, y eso lo tiene así. Una fémina que lo usa y lo desecha de esa forma, es lo más probable que su modus operandi lo haya reiterado unas trescientas veces. Vaya al médico sí o sí y cruce los dedos. Lo peor es que para todo hay tratamiento. Suerte y si se salva péguese con el Morro de Arica en el pecho.