Reparador de cucharas:
Llevo seis meses de pololeo y, la verdad, es que en lo afectivo ha sido increíble. Tengo 38 años y creo que debiera ser mi hombre para toda la vida, pero hay un gran problema... Mis amigas y familia le hacen “bulin” a mi novio. Lo encuentran feo y dicen que, por mi belleza, debiera tener algo mejor. Al principio no pesqué mucho, pero son tantos los defectos que le encuentran que me he estado dando cuenta de eso, de a poquito... Mire, aparte de ser chico de porte, tiene cara de pescao pisao... No sé si me entiende. Tiene los ojos como para afuera, como que un pescador le hubiese aplastado el cuerpo. ¿Me capta? Bueno, además, tiene una ensalá de dientes, harta encía, es pelao, papiche y tiene cara de cuaderno con tanto hoyo que le dejó su época de espinilludo... Es bien feo, oiga. Y bueno, oculta también otros defectos porque la tiene chica y tiene un tufo de ay Dios mío... Es como que se le hubiese muerto la boca, doc. ¿Qué hago?
Complicada
Mujer perfecta:
Está claro que la comida entra primero por la vista. Si lo que se ve da asco, mejor dice paso, ¿no? Ud. se comió el plato enterito y recién ahora se da cuenta de que era para vomitarlo. Se pasó, oiga. Tuvo que venir la tracalá de gente perfecta que tiene de familia y amigas para que se le abrieran las pepas. A esa gente, por lo general, se les manda, con respeto, a buena parte, porque, a fin de cuenta, la que come ahí es usted y no el resto... Pero no, usted compró a pata pelá y ahora se cree doctora de Cirugía de Cuerpo y Alma para andar encontrando los motes faciales del federico que tiene de pololo. Ahora bien, eso de que lo tiene enano ya me huele a pelambre. ¿Acaso se le achicó la herramienta en todo este tiempo? ¿Y el tufo de ataúd? Mire, cómprele una flores al pierno (pa’l buqué), le dice hasta aquí nomás llegamos y se busca un prete perfecto, para que se lo apruebe el jurado familiar. Hasta lueguito nomás.
