Amor sin tarifa

Me pasó algo muy extraño. Hace un tiempo comencé a seguir una chiquilla en Instagram. Bastante guapa y con fotos harto calentonas. Después la seguí en Twitter. Sus fotos eran tremendas, onda las de Daniella Chávez. Y de un día pa’ otro comenzó a seguirme. Después nos mandamos mensajes. Empezamos a guasapiar. Nos juntamos un día y terminamos en un motel. Pa’ qué le miento: fue el mejor sexo de mi vida. La cabra era una profesional, me hizo tres tomos del Kamasutra completo, incluyendo el violín gitano, el ñé, la mirada del ciclista, la pollito pastando, la maquinita de coser y el Chavo del 8 (igual al Kiko, pero con más hambre). Me dejó seco, pero feliz. Pero a los dos días no contestó más su celular. Cerró sus cuentas de Instagram y Twitter. Y no se cómo ubicarla. Ni siquiera se su nombre real, solo su apodo. De eso ha pasado como un año. ¿Hay alguna explicación para eso?

PIPE

Míster:

Me extraña que no se haya dado cuenta, querido amigo. No me gusta ser prejuicioso, pero tengo toda la tincá que usted conoció a una escort, es decir, una chiquilla de amor tarifado, pero que en esta pasá le pegó la salvá porque usted le cayó bien.

No me explico que de un día pa otro haya desaparecido del mapa junto a sus fotos y sus cuentas y que no le conteste más el celu.

Por lo general es parte de como se opera en ese mundo, sin dejar huellas, sin dejar rastros, solo recuerdos y experiencias. Amigo, ya la hizo, ya lo dejaron feliz. Si algún día aparece, bien por usted, pero mejor guarde el recuerdo de la profesional.

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