Rey de los asados dice que su jefa se lo quiere comer con papas cocidas

Doctorcillo:

No sé lo que va a pasar hoy, mi caballero. Antes de irnos de la pega el viernes, me tiré al suelo con la jefa de la oficina para que nos deje irnos temprano porque haremos un asado con los cabros.

Sé que todas las mujeres poseen su encanto, pero esta señora lo debe tener muy oculto.

Pero lo peor es su genio y anda por ahí con el pitufo gruñón.

La cosa es que la doña me respondió que nos daría permiso sólo si me portaba "bien" con ella.

Me imagino para dónde va la micro, porque el otro día en la fotocopiadora me atracó en el pasillo y me apretó el botón de pánico.

Los cabros me pidieron que "me sacrificara", pero no sé si tenga guata. ¿Qué hago, maestro?

Palomo

Mi pichón:

Sé que el serrucho es suyo y usted sabe en qué madera lo mete y lo saca.

Pero déjeme decirle que aunque la doña se parezca a la Súper Xuxa cuando le dan los cinco minutos, lo que usted está pensando en hacer es digno del cafiolo más punga.

Si quiere andar por la laif con los zapatos blancos y viviendo de las mesadas que la nona le dará por cambiarle el agua a la planta carnívora que debe tener, hágalo.

Pero tenga bien en cuenta que sus amigos en vez de aplaudirlo lo van a reventar.

Hoy va a ser el permiso, mañana tal vez un aumento de sueldo, y eso le significará puñales y codazos.

Deje que la amazona jubilada toque el charango nomás y por último vea a la Roja hoy comiéndose una sopaipa. Será más seguro.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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