Aventuras en la pega

Doc:

Llevo tres años instalando cablerío para una empresa de servicios de telefonía, internet y televisión. He visto de todo a mis 34, desde frescos de ra... que se cuelgan hasta los que te ofrecen una lucas para que les cargues “chorrocientos” canales. Hasta que conocí a una dama de 40 y tantos, que mientras instalaba me hacía preguntas sobre el cable, los decodificadores, etc. Le dije al toque que yo era honrado y por nada le pondría gratis el aparato. Se enojó y me dijo que me había equivocado de aparato, que ella no iba por “ese” servicios gratis, sino que quería una instalación completa, hasta el último rincón, de otra cosa. Bueno, en ese tema no tengo atados y le metí harto cable, jefe. Ahora paso cada diez días a revisarle el equipo y por mantención completa. ¿Lo penca? Que me cachó una vecina y quiere el mismo servicio, si no abre el tarro y me cacha el venado del marido de mi clienta inicial. ¿Le doy servicio?

MARC

Cable-man: 

¡Ay, Señor! ¡Hasta cuándo me caen casos de zopencos! El hombre nunca aprende, juega como el ratón en la trampa hasta que ¡paf! queda atrapado. Mire, don Marc Anthony, lea mi receta al toque. Deje de pasar por ese barrio, olvídese del servicio completo de telefonía, televisión e internet integral y personalizada por el sector, de lo contrario su humanidad correrá grave peligro. Ahora, si siente la necesidad, porque lo suyo es el servicio al “caliente”, dese una duchita bien fría y verá cómo se la baja la presión y las ganas de atender. Es más seguro.

COMPARTIR NOTA