Doctor:
Nunca pensé que bailando un bolero de esos que escuchaba mi abuelo me iba a enamorar de una mujer, le haría el amor y dejaría toda mi vida que llevo hasta ahora con familia e hijos.
Esto fue hace un mes en un bar de mala muerte en Valparaíso y bajo la influencia del alcohol. Ahí la vi: una hembra de 48 años, grande, argentina, voluptuosa, elegante y con personalidad. Nunca pensé que a mis 33 años una veterana con experiencia me iba a pescar.
La saqué a bailar de puro curao, y como estaba sola con varias amigas me aceptó. De ahí todo se dio hasta que me dejó seco y durmiendo en un motel de Viña. Se fue y nunca más supe de ella.
Pero volví a mi casa y al día siguiente me fui. Sólo la busco y no la encuentro.
MATI
Don Matías:
Lo que tiene usted es la responsabilidad metida en el traste y le quedan vestigios de su copete en la cabeza o pedazos de caca en el cerebro.
Porque su decisión de dejar botellas a su señora y cabros chicos por una mina que conoció y lo calentó en una noche porteña no es más que una agilada nivel tonto.
Seguramente, tiene dramas en su casa y esto de la che no es más que una vía de escape. Más allá de huir de un día para otro, mejor plantee el tema con su pareja, y si no tiene salida, medite y retírese lentamente, sin causar un dolor tan rápido en sus niños.
Pero la opción de arreglar en forro familiar siempre es la que debe primar, mi guacho.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com