Quiso jugar a las cambiaditas pero cachó que irá a pérdida

Querido doctor:

Mi mujer y yo estamos que cortamos las huinchas por lanzarnos en un cachacascán de a cuatro en el ring de cuatro perillas. Siempre tuve las ganas de hacer intercambio de parejas, desde que nos casamos y me costó 10 años convencer a mi esposa. Me salía con que "ese tipo no", "ese es muy chico", "ese muy grande", "ese muy feo", "olvídalo por su mal aliento", "la mujer es una vulgar", "es fea", "tiene busto chico", "no te merece".

Bueno, al fin cedió y dentro de dos semanas tenemos un encuentro a finish, con cambiaditas y usando aparatos. Le presenté los prospectos y quedó maravillada con mi reemplazo, que resultó ser un pololo que tuvo hace muchos años. Me puse a investigar al muñeco con amistades y me dijeron que si bien es chico, muy morocho y Federico, tiene harto arrastre con las féminas que gustan de los XXXL.

Y me tinca que después del encuentro ella se aficione al macho ajeno, ya que asumo que probó su vienesa, la conoce y le gusta. Lo más obvio es que el único que salga perdiendo en este lance sea yo. Queda poco tiempo y le insinuado no hacerlo, pero ella dice que no y que es un gusto que me quiere dar a mí, que lo hace por nuestra relación. Y aquí estoy, doc, muerto de susto. ¿Pateo la mesa no más y mando todo a la cresta?

CAMILO

Don Cami:

Solito se puso la soga pa'l ahorcado. Mire, los giles siempre cavan su propia tumba y usted no escapa a esta ley de la vida. Tanto hinchó a su mujer, que sabiamente le mandó el mensaje suavecito: no, porque es peligroso para una relación convencional. Y el muy brevas siguió de catete hasta que ella dijo "qué le vamos a hacer, si va a ser, que sea con un jinete conocido".

Yo no desprecio a las parejas swingers, es más, mi criterio y años de carrete en el ring me hacen pensar que es una buena veta para pasarlo bien, siempre y cuando los involucrados estén convencidos en hacerlo. Y lo pasan chancho, por lo que sé.

En su caso, galán, fue siempre pura boca y juró que era cosa de tirar y abrazarse, que iba a gozar con la "jermu" de otro, pero olvidó que la propia también podría gozar con el macho de otra. Y cuando cachó el calibre del compadre se le entró el chupete y pensó que iba a perder como en la guerra, ya que era del gusto de su mujer y ya conocía el trípode. Ahí recién pensó, racionalizó y dimensionó la pérdida.

¿Sabe, compadre?, lo mejor es que se baje del caballo ahora que está a tiempo, que le diga a su mujer que lo suyo no fue racional, que fue egoísta y nunca pensó en ambos. Si ella lo mira de frente y le dice que tiene razón, salvó la plata. Si ella insiste en que no quiere, pero que quiere sólo darle el gusto, ya perdió a esa hembra.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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