Necesito que me aconseje. Nunca me había pasado algo similar. Fui a comprar un helado en una plaza y estaba con mi esposa. Mientras ella se quedaba con mis hijos partí a un quiosco y me atendió una mujer muy guapa con lentes oscuros.
Doctor Cariño:
Necesito que me aconseje. Nunca me había pasado algo similar. Fui a comprar un helado en una plaza y estaba con mi esposa. Mientras ella se quedaba con mis hijos partí a un quiosco y me atendió una mujer muy guapa con lentes oscuros. Le pedí los helados, le compré un par de dulces y cuando me despedí ella se sacó los anteojos y me respondió con un chao mi amor.
Eran unos ojos calipsos de tan celestes. Bella, hermosa, apolínea. Le pregunté su nombre, me lo dio y también me entregó su número de teléfono. Para qué le voy a mentir, la llamé al día siguiente. Llevamos hablando una semana puras cosas eróticas y el domingo nos juntaremos. Estoy con dudas, pero el bicho me pica demasiado. Aconséjeme.
Rodrigo
Rorro
Usted sabe que si va el domingo no lo hará por bolitas de dulce, pues ya le pidió el teléfono, ya pensó asquerosamente su plan y ya se la imagina rendida a sus pies con sus ojos de piscina. Pero en vez de pensar todas esas cosas, lo invitaría a recapacitar y a pensar en su esposa, en sus bellos hijos y a lo que destruirá de puro apasionado.
Una mujer bonita no significa nada cuando uno ama a su mujer y creo que usted la ama, pero se vio envuelto en una tremenda prueba de amor. Y tengo la convicción de que la sorteará. No le digo que se haga un nudo. Sólo borre el fono y evite concurrir a esa plaza de la tentación.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com