Querido doc:
Hace poco fui con mi pareja a las Torres del Paine. Nos preparamos durante meses trotando en la villa donde vivimos para hacer la clásica W. Y lo logramos, aunque ambos quedamos con la patas llenas de ampollas y las rodillas hechas pebres. Pero lo que me complica es otra cosa. Cuando levantaba carpa en el campamento Italiano, una española hecha a mano nos pidió fuego. Como la vi tan solita, le dije que comiera con nosotros. Y nos largamos a chacharear mientras bajábamos una de pisco. Al ratito a mi pierna le entró agua al bote y se fue a dormir. Y aquí la cosa se puso peluda. La diosa me agarró a calugazos y terminamos jugando al show de la procreación en su carpa. Fue el mejor revolcón de mi vida. Antes de partir piolita donde mi novia, la europea me dio un número de teléfono y me dijo que estaría todo el verano en Santiago. Ahora estoy que corto las huinchas por llamarla, pero no quiero arruinar mi relación, pues pensamos casarnos a mediados de año. ¿Qué hago, doc?
Caminante
Señor trekking:
Me imagino que usted es igualito a Leonardo DiCaprio, porque sólo en las películas gringas pasan estas cosas. La otra posibilidad es que el pisco le haya soltado la trenzas a mi tía y vio en usted una posibilidad para descargarse tras una larga caminata. Como sea, no lo puedo felicitar. No es posible que se dedique a ponerle los cuernos a su novia en plenas vacaciones. Seguramente, para ella este fue un viaje inolvidable, donde puedo contemplar una de las maravillas de la naturaleza junto a su amado. Y usted lo arruina de esta forma. Feo. Sólo le puedo aconsejar que piense bien si quiere seguir con su novia y pisar el palito en un par de meses Si la gorreó tan fácilmente, puede hacerlo más veces. Y si decide terminar la relación, haga lo que quiera y llame a la española. Lo más probable es que ella ni se acuerde de usted y pierda feo. Chaolín.