Doctor:
Nunca vi a alguien tan bueno para el vino. él se llama Lalito y lo conocí en el campo. En el trabajo, en los corrales de mi abuelo, es un caballero, no habla, sólo labura.
Pero cuando se toma un vino pareciera que se pone canchero, amoroso, guapo y galán. Y así me conquistó.
El problema es que al día siguiente en la mañana continúa con su trabajo y regresa a su estado fome.
Yo soy la hija del dueño y su jefe, pero no me importa quedarme con él. Lo deseo con mi alma, pero no sé cómo hacerla para declararme mi amor.
Claudia
Claudita:
Eso de que sea la hija del dueño y el jefe de su amado vale callampa.
En el amor no hay categorías ni jefes ni diferencias, sólo manda el corazón y por ende, lo que debe hacer usted es saber bien que debe lidiar con un hombre, no con dos tipos metidos en un puro cuerpo, que en la mañana es un fome amargado y con un vaso de vino se transforma en el mino más rico y califa de la tierra.
Le aconsejo que lo agarre tempranito y dígale todo lo que usted siente por él, quizás él es un gran tímido que necesita alcohol para agarrar confianza, pero si usted lo pesca y lo engrandece, seguramente la pescará ahí mismito y la dará vuelta hasta dejarle los ojos blancos.
Después de eso, seguirán juntos. Hay un tema de confianza. Nada más.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com