Hola querido doctor:
Mi historia viene de hace cuatro años, pero me demoré en escribirle porque ocupé las manos para puro esquivar charchazos.
El drama es el siguiente: tengo 21 años, pero cuando tenía 18 andaba con un gil que si no andaba celoso, andaba más violento que alcalde con liceo en toma. La cosa con él andaba ahí no más, así que comencé a chatear con otro lolo que me ofrecía la luna y todas esas tonteras que a las minas nos hacen caer.
Y yo estaba a punto de darle un toque en Facebook a este cabro cuando caché que estaba con atraso. Raya para la suma, estaba esperando un bebé, pero igual no dejé a mi ciberamigo de lado.
Al final, cuando mi hijita tuvo dos meses, le di la PLR al que era mi pololo, y empecé a buscar al otro computín hasta que lo encontré y a los nueve meses que tenía mi retoña, comenzamos a pololear.
Nos llevábamos bacán, pero de a poco comencé a cachar que cada vez que se emparafinaba, el mono cambiaba , se ponía atrevido, insolente e insultaba incluso a la mamá, pero como estaba tan ciega seguí con él.
A los cuatro meses de relación me atravesé yo con una piscola suya y quedó la mansaca. Empezó a romper lo que había a su paso gritando que no me aguantaría jamás que saliera sola y que si quería estar con él tenía que hacer lo que él me decía. Hasta su familia salió en mi defensa.
Yo sabía que esto no iba por buen camino, pero igual lo perdonaba. La última fue en una fiesta familiar mía, donde dejó la patá doc.
Toda la noche le dije: "Brayatan, no tomís, no te pongái atrevido, sosiégate", pero nada. Por tercera vez me dejó como suéter de macaco con mis papis.
Empezó a decir que yo era cuática porque no lo dejaba carretear tranquilo, que me ponía celosa de medio mundo y los otros agarraron papa, doc. Hasta me encararon por ser mala mujer con este sapo.
Yo los mandé a la xuxa y les dije que no se metieran, pero ya mis papás, mis tíos, mis hermanos y hasta la vieja de la esquina estaban opinando, se agarraron del moño, era todos contra todos, y todo por este jetón. Ahora la familia no se habla y nadie quiere ver a este perkin. Pero él me ruega que nos veamos, que andemos a escondidas y yo no sé cómo sacármelo de encima.
Ya he vivido momentos de demasiado dolor, le di oportunidades, pero ya caché que es duro de mollera. Fue mi culpa aguantarlo tanto rato y creerle que sería mi héroe, cuando no era más que otro villano de la película, que me venía a hacer la vida de cuadritos. ¿Cómo le hago entender que no quiero verlo más?
Espero su sabio consejo
TONTINA
Mijita:
Me alegro que después de tanto puñete, haya abierto un poco el ojo y haya visto que el energúmeno que otra vez se buscó no le conviene. Esa bestia tiene un serio problema con el trago y si seguía con él, tarde o temprano iba a terminar morada otra vez, pero ahora con su pitufina, y como mami no puede ser tan irresponsable de exponerla a boxeos, gritos, arañazos y escupos.
Usted ya le dijo que no a ese pelafustán y se tiene que mantener así, firme como la delantera de la Luli, y no moverse un centímetro de su porfiado no. No caiga en conversaciones con ese austrolopitecus. El botón de oro le va a tratar de embolinar la perdiz, pero le recomiendo que usted hable menos que el Chino Ríos. No entre en conversa con él. Apréndale a los políticos, repítale siempre lo mismo y respóndale lo que el gurú Miguelo nos enseñó: "Filo, filo contigo, no pasa ná". De aburrido va a ir a buscar otra choza donde remojar el hígado y otras menudencias. Paciencia china no más.
Usted tiene que decidir qué quiere: si sólo necesita mantención de su equipo de vez en cuando o si requiere tener un computador fijo en el que navegar cuando a usted se le sobrecaliente la máquina.
Si vota por la segunda posibilidad, el celular del galán del pixel nunca más va a tener señal para usted. Si usted realmente quisiera darle filo, lo hubiera sacado del messenger, y bloqueado del facebook, así que no me venga con cuentos, a usted igual le gusta el tarreo.