Le escribo para que me ayude con una situación que me atormenta en mi departamento. Se juntaron muchas cosas: mi señora me cortó el agua, la luz y la tele de un día para otro.
Doctor:
Le escribo para que me ayude con una situación que me atormenta en mi departamento. Se juntaron muchas cosas: mi señora me cortó el agua, la luz y la tele de un día para otro. Y mi humilde morada, ubicada en el centro de Santiago, estaba ultra impecable. Se podía hasta operar en el piso del baño con lo brillante que estaba todo.
Ni un desorden ni un rastro de basura por ningún lado. Y claro, como soy conformista, me dije: total, agua cortada, casita limpia. Mejor para todo.
Pero al mes me di cuenta de que no le había dado un ataque de limpieza a mi mujer. Un vecino me sapeó que el conserje estaba atendiéndola a domicilio mientras yo me iba tempranito a mi trabajo.
Claro. El departamento estaba impecable, pero el edificio parecía caleta del Mapocho.
Ahora estoy en la duda, doc. Me pongo colorado o me hago el gil. La verdad es que me gusta lo impecable que está mi depa.
Cristián
Fanático de la limpieza
Después de leer su carta, me senté a mirar por la venta y cavilar sobre su situación, estuve riéndome media hora de lo bruto que puede llegar a ser una persona.
Qué poco orgullo le queda en su vida que prefiere que su señora le deposite los gastos comunes directos al conserje y no tenga los pantalones para decirle que ya la pilló en la maldad y que está clarito que el sagrado templo hogareño está reluciente porque hay otro que le está desordenando la casa.
Hágase ver. No puede ser que prefiera el aroma del cloro.
Poco orgulloso, pero práctico.
No se lo niego.
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