Doctor:
Se me fue de las manos una situación embarazosa. Tengo un pololo de 26 años y yo ando por los cuarenta y algo. Pasa que el lolito es un rey en sus labores que me dejan así de satisfecha. Lo quiero por eso, es casi esencial para que me sienta bien de lunes a viernes en el trabajo.
Los fines de semana se me descargan las pilas soportando un marido insufrible y su familia metiche.
Pero de un día para otro, mi galán privado empezó a pedirme plata y más plata. Yo gano harto, pero siento que se ve mal eso de pedir tanto y tanto.
Está demás decirle que lo visto entero, y no es a mi gusto, porque si así fuera se vería mejor.
En fin, yo no lo necesito vestido. En serio, esto de darle mucha plata me tiene mal.
Marta
Martita:
Es que ustedes dos están mal, uno por cafichoso y toy boy y usted porque se saca los balazos con un galán con taxímetro, teniendo esposo.
Eso de que su marido es "insufrible" no justifica en nada que se pegue los mansos revolcones con un muñeco de carne y hueso.
Mi perrita, lo mejor que puede hacer es cortar el lazo con el lolito al que viste y le paga por placer y después de eso, sentarse a analizar y sopesar mejor su relación con el esposo.
Ver qué se puede salvar o mejorar en él para sacarlo del banco de suplentes y ponerlo de titular con usted en el campo de juego.
Imagino que usted debe tener excelentes cualidades y harta experiencia en el ring, por lo que si su marido no está a la altura se puede dar el lujo de actualizarlo.
Además, si no se la puede, tírele su pastillita azul para que galope mejor que el gigoló. Hágame caso.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com