Doctor Cariño:
Conocí a un mastodonte en el gym. Es de casi dos metros, pelo corto, unos brazos gigantes y un cuerpo como de Rambo. Me metió conversa un día en la tarde y ahí quedé terriblemente prendida. Anduvimos pololeando a puro beso como dos veces. Y usted sabe que uno se pone golosa y las perspectivas que tenía eran muy altas. Pensé que me encontraría con un animal en la cama. Pero no, al caballero no le resultó la cosa, la carpa nunca se levantó y cuando lo hizo me faltó una lupa para mirar. Ahí le hizo empeño, pero yo le mentí y le dije que lo había pasado rico. Morí. Me pidió que fuéramos novios, me cae bien, pero no cacho qué onda hacer. Es tierno, simpático y me quiere. Yo le tengo cariño.
ROMINA
Romy:
Acá seré sincero: chao a La Roca. Si lo peló todo el rato y va a quedar mirando para la carnicería después de un cacheteo no tiene sentido que continúe con él por lo tierno y simpático. Que lata lo que le pasó al hombre y a varios enfermos del cráneo que se ponen a tomar pichicatas con el fin de que sus músculos se inflen como un queque. Claro, quedan bacanes, pero a la hora del amor a puro viagra se levantan y a varios se les atrofia el muñequito. En el caso de su pareja, se encumbró, pero con poco auspicio. No le mienta más y dígale que no lo quiere. Al final la camita es primordial en una relación. Y si usted ya anda con resquemores, filo nomás, para qué vamos a andar mirándonos la suerte entre gitanos. Ya a la legua se huele que no está ni ahí.