Desatada

Doctor:

Me solté las trenzas. Mi marido se fue a ver el mundial a Brasil y aunque al principio me enojé, le hice atados y ni lo fui a dejar al aeropuerto, ahora estoy feliz.

Lo que pasa es que he tenido tiempo pa’ mí, para ir al mall, para ir a la peluquería y para ir a mlos happy hour con mis compañeras y compañeros de mi oficina. Y fue en una de estas salidas donde un compadre que siempre se hace el simpático en la ofi, me empezó a llamar la atención. Entre pisco sour y su piscola, nos pusimos a bailotear y de pronto, pum, un beso. Fue cortito. Un piquito. Pero me quedó gustando. Y estoy que la hago. Total mi esposo anda en Brasil, seguramente vuelto loco con las garotas y capaz que él la haga. ¿Y si él puede, por qué yo no?

DESATADA

Señora suelta:

Con todo respeto, a nadie le compro el “soy soltero y hago lo que quiero”. Menos en su caso, que es casada. 

Mire, señora Gloria Trevi de merengue. Lo suyo  es una excusa. Usted se quiere pegar su revolcón con el compañero de oficina de puro califa o curagüilla. El problema es que saca a su marido como excusa. Que él está bailando con garotas, o que se está haciendo cariñito con una “menina”. Y lo peor es que usted no tiene ni una sola prueba de eso. Apuesto que su marido se acuesta temprano, se tomará unas chelas con los amigotes y salvo mirar a la mulatas, nada más. Lo suyo se llama venganza. Venganza porque él se fue a pasear y usted no lo puede brujear. Recuerde al Chavo del 8: “la venganza no es buena, mata el alma y la envenena”. Así que a portarse bien, su suelta.

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