Doctor Cariño:
Llegó mi ex marido de Argentina después de cinco años trabajando allá. Volvió pato, con un bolso y las patas.
Dice que me ama, que reconstruyamos nuestras vidas y que quiere estar con los niños. Él me dejó botada, porque arrancó con una mendocina, enamorado hasta las patas. Tuve que estar con mis cabros todos estos años y él sólo mandaba plata. Nunca falló, eso sí.
Pero ahora vuelve y quiere hacerla como que no ha pasado nada. El otro día nos juntamos a conversar al respecto y me pilló media ida y me agarró. Obvio, terminamos a totipo dolape y con los cabros chicos en un asado en la mañanita siguiente. Todos felices, pero me huele a chanta este señor que ahora desconozco.
Marisela
Mijita:
Consejo. Averigüe si dejó algún crío en el país del bife. Después hable con sus niños y no los contamine con malas palabras hacia su papá y, por último, si está solita, tóquese el corazón y si le late fuerte es porque aún quiere al sabanda maricueca.
¿Pero sabe, mi reinita? Si usted lo quiere aún y lo extrañó, aunque se haya arrancado, vea si lo perdona y cache si sus cabros chicos vibran con su taita. Si es así, búsquele una oportunidad. Por último volvió y le avisó.
Podría haber regresado con el rabo entre las piernas pero a otra casa. Además, se lo mandó a guardar todito el otro día. Todito el amor de hace cinco años. Es que le bajó la ternura y se vino. Piénselo así.
Capaz que de verdad los haya echado de menos. Después de todo son su familia. Ahora bien, dele un buen escarmiento y trapee harto con él. Que le duela. Obvio, si no puede serle tan fácil.