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Doctor Cariño:
El repartidor de diarios me encanta. Y, de verdad, pido el periódico sólo para verlo a él, porque con suerte veo el tiempo.
Me costó meterle conversa, hasta que me atreví. Fui a recibir el diario como si fuera a una fiesta y paf... El repartidor estaba en mi cama. Rico. Es deportista, tiene el manso cuero y cuenta con una puntería que ni le explico.
Pasaron 20 minutos y me dijo que se tenía que ir, porque debía repartir el papel en la zona. Fue así que se me ocurrió pagarle todos los diarios. Estuvimos todo el día, meta y ponga, y con el diario picado como confeti. Pero hubo un drama: se quedó sin clientes por irresponsable y yo no tengo plata para pagarle siempre el diario. Help me.
Gabriela
Gabita:
Mire, primero, me extraña que no vea el diario, porque tiene clarito dónde preguntar por su drama: acá, en La Cuarta, donde por tantos años he dado mis sabios consejos. Segundo, me alegra que cumpliera su sueño con el repartidor fibroso, mientras sea con los cuidados respectivos para recibir la inyección del amor.
Ahora bien, ese trabajador tiene días libres, por ahí le podría salir gratis en vez de ese repentino amor tarifado. Y si su pinche ya metió las patas, que busque nuevos clientes y que sepa bien que con el papel no se juega.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com