Salvador de infieles:
Le cuento altiro mi drama. Hace dos meses, en una kermesse del colegio de mi hijita me lucía en un puesto de completos, ya que debemos juntar monedas para el paseo de fin de año. Ahí hacíamos completelis, italianos, texanos, ases y demases casi como máquinas: yo sacaba la vienesa, una mamita la echaba al pan, otra le ponía chucrut, otra el tomate, otra la salsa americana y así, hasta la mayo, la mostaza, el kétchup y el ají.
Al pasarle las vienesas a una mami cubana, muy linda, morena y muy parecida a la Rihanna, de pasadita le tocaba las manitos. Ella me cachó y lejos de hacerme un parelé, me devolvía el toqueteo. Así nos fuimos y en un altito le poníamos un copetín que nos pasaba una mamita rucia del stand de al lado. Ella estaba más que achispada y en lo oscurito del puesto de “tocomples” confundió el envoltorio de las vienesas. Me puse califa, pedimos un relevo y nos fuimos raudos a una salita desocupada del cole. Ella estaba hecha un chupón pa’ los besos y yo, jefe, rugía. Pasamos de sopetón de las vienesas a los anticuchos. Estábamos de lo mejor, a popelé, desafiando el frío, a punto de gritar ¡viva Chile y viva Cuba!, cuando se abrió la puerta y entró otra mamita. “¿Interrumpo?”, preguntó. Y agregó: “Yo también quiero ser parte del anticucho, del fierrito”. ¿Y qué le iba a hacer, maestro? Apechugué con las dos, la morenaza y la rucia de verdad, ¿eh? Y todavía estoy en esas, solo que ya no doy más, en serio, no quiero saber más de mujeres, porque además tengo que responder en casa. ¿Cómo zafo, si las dos come- hombres me amenazaron con abrir el tarro si las dejo?
Don Facu:
Me imagino los cuadros plásticos que debe estar protagonizando usted junto a ese par de mamitas que están para ser estrellas del porno casero. No describiré lo que la mente me lleva a pensar, sólo daré nombres como “el doble violín gitano”, la “balanza de la justicia”, “la conferencia bilingüe”, “la silla musical del amor” y otras menudencias que he protagonizado en mi extensa vida sentimental.
Pero bueno, vamos a lo que nos convoca, su drama. Usted está como esos futbolistas maravilla, que de tanto ponerlos a atacar y defender , terminan reventándose de tanto subir y bajar. Usted está fundido, mijo; a usted lo dejó seco el dúo café con leche y el tiempo extra con su pierna oficial. Pensar que hay otros con la vienesa más chica o el choripán lacio que andan clamando para que les caiga algo del cielo para salir de perdedores. Bueno, nadie dijo que la vida fuera justa. Y para salvarlo de la debilidad extrema tanto dele que suene, que en algunos casos ha llegado a la muerte, le receto mandar al diablo al parcito de mamitas licuadoras y dedicarle tiempo exclusivo a su patrona. ¿Qué ellas abrirán la tarasca? No, compadre, ellas van a abrir cualquier cosa menos las sangucheritas pecadoras, porque no están dispuestas a quedar como engañeras y califas. Son puro humo sus amenazas. Así que deles el manso filo y póngase a comer mariscos y ensaladas de apio para reponderle a su jefa.