Desde que tengo uso de razón que voy a la misma feria y también que me gusta el mismo hombre. Cuando chiquitita llegábamos al puesto de la fruta y a mí me daban cosquillas en la guata cuando el hijo del casero me regalaba una manzana.
Doctor Cariño:
Desde que tengo uso de razón que voy a la misma feria y también que me gusta el mismo hombre. O sea, cuando chiquitita y arrastraba la bolsa, era cosa de niños, poh. Llegábamos al puesto de las frutas y a mí me daban cosquillas en la guata cuando el hijo del casero me regalaba una manzana.
Después crecimos y la onda también, aunque a mi papá nunca le hizo gracia que el lolito se hiciera el lindo y, aparte de un piropo, me regalara lo que tuviera a la mano. Pero fui contra la corriente y de tanto ir el cántaro al agua al final un domingo, después de que pasó el camión de la basura y manguerearon la calle, nos juntamos con mi galán frutero de los plátanos y los cocos. Fue intenso y nos sacamos el empacho con furia. Pero me da miedo decir en la casa que él es el hombre de mi vida. Ayúdeme.
Flor
Mi capullito:
Casi pude imaginar la escena: usted tierna como una lechuga y con unos limoncitos apenas sobresaliendo, mientras él, un príncipe a estas alturas con unas chirimoyas entre las piernas, la llevaba al santo peral, donde terminaba subiéndose escondido de la vista de su padre, que tiene la pura cara de Shrek. Es casi como un Romeo y Julieta de La Vega, pero donde no veo por qué tiene que existir ese odio parido.
Que yo sepa ser feriano no es ningún delito. Todo lo contrario. Son gente ultra esforzada, que se levanta antes que salga el caregallo y trabaja como china. Y si su enamorado no sólo quiere calarle los melones y tiene buenas intenciones, debería arriesgarse. Usted debería ser la primera en superar los prejuicios, sobre todo cuando ya doy por hecho que le dio una probadita a la fruta prohibida, ¿no?
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com
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