Doctor:
Estaciono autos en la playa y me va harto bien en verano cuando me voy a la costa. De Cartagena a Algarrobo, o al revés, la lleva.
No soy de los parquímetros oficiales, que mire que están muy caros... Soy de los de calle alternativa, hacia las subidas, en los lugares donde la gente está dispuesta a caminar más por ahorrarse unas buenas luquitas.
Me va bien, oiga, pero soy "metedor de pata" por naturaleza.
Como ando solo por la vida, no es raro que me fije en las damas que estacionan donde les digo y las trato como reinas.
Me va mejor con las mayores y por ahí me he dado unos paseos... Ud. entiende.
El atado no es ese: pasa que me fijé en la mujer del estacionador oficial de la playa y en este tiempo ya estamos casi en una relación de pareja, por lo que he dejado de juntar plata para mis cabros chicos.
Es que este gallo se cae al litro en la noche y la deja solita. Yo le hago añuñús hasta bien entrada la madrugada.
El estacionador
Don Parquímetro:
Leo su historia y, la verdad, a usted no le meto fichas. Por el contrario, se las saco. Y no es que uno quiera hacer el "perro muerto", pero lo que cuenta deja clarito lo chanta que es usted.
Se las da de trabajador, de que las emprende, pero lo único que quiere es pasarle el "pañito" a cualquier micro.
Y ojo que esto es un tirón de orejas, porque me queda claro que es un padre irresponsable que ante cualquier excusa le corta el grifo económico a su sangre. Eso, señor, es de hombre penca.
Usted podrá andar por ahí, durmiendo dónde se le ocurra, con quién quiera y comiendo completos para salvar el hambre, pero eso se lo está transmitiendo a sus hijos.
En lo de su relación con la mujer de su "colega" no hay mucho que decir: uno es curado en mala, la otra lo engaña y usted... usted es bien penca, oiga.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com