Ex jote no la deja ahuecar el ala

Maestro del cuore: 

Tengo 22 añitos y una guagüita de seis meses.

Soy feliz. Sólo miro al cabro chico y se me caen las lágrimas. Pero cuando me acuerdo que mi vida parece telecebolla venezolana, me da una tremenda rabia y pena.

No sé qué hacer, maestro. El problema que me tiene así es el papá de mi guagua. Es un verdadero imbécil. Nunca se ha hecho cargo de mi hijo, con decirle que ni siquiera quiso reconocerlo. He apechugado solita con el niño.

La cosa es que cada vez que termina con su mina, me llama y se acuerda de que fue papá. Se ponía más gil y cada vez que le daban el filo iba a dar jugo a mi casa.

Así me espantó un pololo lindo y tierno, con el que tenía mucho futuro.

Ahora nuevamente anda detrás mío y quiere que volvamos a tener una relación seria.

Pero el gil del papá de mi guagua me amenazó con sacarle la cresta al que se atreva acercarse a mí, porque según él, yo nunca iba a poder estar con nadie porque tengo un hijo suyo.

¿Qué hago, doctor? Estoy asustada y no puedo rehacer mi vida.

COMPLICADA

Chiporrita:

A sus tiernos 22 añitos, usted debería tener al hombre de su vida, comiendo de su mano. 

No importa que tenga un hijo o un ex. Eso no le importa a nadie.

Lo malo es que a usted se le ocurrió meterse con un pastel de esos que chorrean la chantilly como locos. 

Pero vamos por parte. Primero, si el gil de su ex no reconoció a la guagua, usted no debería ni darle bola. Se pasa de buena onda incluso para darle el saludo.

Lo menos que debería hacer es aceptar que vaya a dar jugo a la casa reclamando la paternidad del crío. Si total, el cabro chico ya tiene un apellido que le salió con vale otro y usted le ha puesto el hombro solita. 

Nadie le ha ayudado ni le ha pasado pañales a medianoche cuando la guagua se desbordaba en pipí.

Un poquito de dignidad y valentía para no pescarlo le haría harto bien. Que el muy gil sufra solo cuando le den el filo.

Retome su vida y no le dé bola ni aguante amenazas. Si este gil cree que vive en los años 20, que tome el auto de Volver al Futuro lo más pronto posible.

La ley del hielo hará su efecto. De verdad. Mientras menos le dé importancia, se echará a volar solito. Y si se pone jugoso, usted sabe a quién llamar.

Ábrale las puertas del cucharón al novio que quiere volver. 

Con un hombre de verdad a su lado, el pastelito no va a querer ni acercarse. Esos son sólo cobardes con las mujeres, pero cuando al frente se les para un macho recio, gritan más que mariachi con dolor de muelas.

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