De chiquitito he cantado. En el colegio, en la iglesia y mi papá me metió en una escuela artística para seguir en esta senda.
Doctor Cariño:
De chiquitito he cantado. En el colegio, en la iglesia y mi papá me metió en una escuela artística para seguir en esta senda. Me puse a trabajar como contador y lo de la música sólo quedó como un hobbie. Pero me fascina. Lo que nunca pensé es que esto me traería problemas. Porque el viernes pasado partí con unos compañeros de pega a un karaoke en el centro de Santiago.
Entre cervezas y piscolas me aleonaron y me subí al escenario. Allí agarré el micrófono e interpreté Palabra de Honor, de Luis Miguel. Terminé y se me acercó una joven unos 10 años menor que yo y me felicitó.
Le metí conversa y, no sé cómo, terminé en un motel. No llegué a la casa, mi esposa me pilló la boleta, y ahora estoy donde mi mamá, echando de menos a mis dos niños y sin disfrutar del calor de hogar ni menos de la verdadera mujer que amo, esa con quién me casé. Ayúdeme doctor. Se lo pillo de rodillas.
Fernando
¡Ay!, mi Luismi:
No me venga con esos cuentos de que cantar bien le ha traído problemas. No me venga a mentir con esas cosas de que un karaoke lo metió en un forro. Puede cantar muy lindo y no andar revolcándose por ahí con cualquier oyente de los trinos.
Esta es responsabilidad suya, y se trata de una grave infidelidad que no tiene ni la más mínima relación con sus dotes artísticos, mi viejo. Fresco. Lo que tiene que hacer es tratar de recuperar a su familia con una buena acción.
Es difícil, se merece la máxima humillación de su esposa, y para lograr a recomponer la situación familiar le espera un tiempo que no será de un día para otro. Espérese sentadito por la respuesta pronta de ella. Y ojo, le puede explotar la bomba en la cara con algún cuerno gigante por ahí. Juéguesela al máximo y luche por los suyos.
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