Ayuda, señor doctor:
Estoy casado hace tiempo, y estaba feliz, hasta que empecé a dudar. Tengo 40 años y voy todos los días al gimnasio. Tipo ocho de la noche me pongo los fonos y me subo a la trotadora. Transpiro más que Pablo Zalaquett en la tele junto al Kramer. Y de ahí me paso a la bicicleta. Así llevo más de un año. Hasta que hace un mes en la bici que está al final de la hilera donde hago ejercicios, pedalea una mina despampanante. Sin mentirle, mide uno ochenta y cinco y debe tener las pechugas de la Olivari y la Barrientos juntas. Cuando llega todos quedan enfermos, y yo con mis fonitos escuchando cumbia la sapeé una pura vez. Pero la semana pasada se me acercó a conversar. Parece que le caí bien y me invitó a tomarnos una bebida cerca del Gym. Ayer fuimos a su casa y le di un beso. No agarré nada, porque me asusté. Pero ahora me llama y quiere que nos juntemos la otra semana a comer. Yo sé para dónde va la cosa, la tentación es gigantesca y ahí estoy, pensándola…
Atleta
Hombre del sudor:
Lo que le ha sucedido a usted a los 40 años es el sueño de todos. O sea, una amazona que lo pesca y lo hace pebre en un minuto y medio está interesada en usted. Extraordinario. Me lo imagino tomando un aperitivo con ella, después su champagne para el picadillo, más tarde su carnecita y un tinteli, y después el postre. Ahí lo quiero ver. Estará todo romántico y la hembra se sacará la ropa de a poquitito, y se encontrará con un tremendo….. martillo. Jajajaja. Es una bromita blanca. No, mi amigo, las hembras se cachan al toque y si el gimnasio está vuelto loco es porque realmente debe ser espectacular. Ahora si a usted le hierve la tetera, mire, converse, hágase el bacán, pero ojo que en su casa la bruja lo va a cachar igual. Y podría meterse en un tete que ni se lo encargo. Pero le doy permiso, para que se haga el lindo y nada más. Mire que se puede engolosinar y mandar a su familia a la cresta. Cuídeselo. Mire que ya le dio un calugazo y así no se juega con la iñora.
