Doctor:
Trabajo en una empresa donde somos 40 personas. De esas 40, tres son hombres: mi jefe, un caballero de 62 años y yo, que tengo 23 hambrientos años.
Me va súper bien en mi pega. Fíjese que me contraron a plazo fijo y voy como avión para que me pasen a indefinido. Pero tengo un problema: tengo algo con la polola de mi jefe...
Ellos llevan como cinco meses de pololeo y él se ve bastante enamorado. De hecho, el otro día en un carrete de oficina nos juntamos los hombres (bueno, el otro no, porque se enfermó) y ahí me contó lo mucho que la quería y que tenían planes para irse a vivir juntos.
Pucha, me quedé callado, porque no le puedo decir a mi jefe que ella me dijo que estaba enamorada perdidamente de mí. Y yo, la verdad, soy muy joven y si bien me gusta un poco no pienso "enseriarme" con ella.
¿Qué hago?
Carlitos
Carlitos:
Cuarenta empleados, de los cuales 37 son mujeres... Y se tuvo que meter con la mujer del jefe. Usted es como Boris Quercia, protagonizando una película bieeen famosa en Chile.
Oiga, es que se pasó. Lo suyo, de verdad, ya tiene tintes psiquiátricos. Como tan... Encima, la tiene clara, porque a usted no le interesa formalizar con la susodicha, es sólo pasarla rico.
Está bien que su jefe no sea ni su amigo ni nada por el estilo, pero en la vida, como en el trabajo, existen ciertos códigos y siempre, siempre estará el respeto.
Si le gustaba, se la tuvo que dejar clara al jefe y no esperar que él le contara en una confesión de curados que tenía hasta planes de casorio.
Además, alguien que firma con su nombre como diminutivo nunca es buena señal. Consejo...
Bueno: ¡cómo no va a encontrar una mujer que le guste entre las otras 36 "candidatas"!
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