Doctor:
Para capear los 35 grados de calor del verano en Santiago acepté la invitación de una compañera de trabajo para ir a Salamanca.
Y ahí viví una de las semanas más intensas de mi vida. Llegamos de noche a la casa de la mamá de mi amiga y en todo el ambiente se respiraba ansiedad.
Es que todo el mundo estaba ansioso con los preparativos para la trilla, que es una fiesta que aún se realiza en los campos chilenos y que consiste en hacer correr a los caballos en un corral redondo para pisar las espigas y así obtener el trigo.
Al otro día, entre aplausos, bailoteo y vino, el olor de los caballos y de los huasos se hacía más intenso y el calor infernal hacía lo suyo.
Fue por eso que acepté una caballerosa invitación de un huaso fornido para refrescarnos en el río. Ni hablar de lo que hicimos en la alfombra de agua.
Y si bien era de día, me hizo ver las estrellas.
Cuando comenzó a caer la tarde y la fiesta se terminaba, nos fuimos a la casa de mi amiga y recién me presentó a todos los integrantes de la familia y... ¡sorpresa!
El huasito rico del río resultó ser el cuñado de mi amiga. Tanto él como yo, quedamos sin habla y con los ojos de muñeca pepona. Pasamos toda la semana sólo entre miradas en la mesa.
Nos regresamos a Santiago y este mijito rico me está invitando a que vuelva para ir de paseo al río para hacer una despedida como Dios manda.
Muero por ir, pero no quiero traicionar a esta familia tan querendona. ¿Qué hago, doctor Cariño?
Necesito de su sabio consejo para no meter la pata, pero por otra parte creo que si no me saco esta espiga soñaré todas las noches con este angelito que no me dejará dormir. Entonces, ¿de que habrá servido vacacionar?
Isaura
Isa:
LEstimada, para qué me pregunta algo si ya sabe la respuesta.
De hecho, le aseguro que ya sacó los pasajes de ida (mas no de vuelta) para pegarse el pique a Los Vilos y, de ahí, comprar boleto para internarse hasta llegar a Salamanca y darse un piquero en el río Chalinga (no crea que sé tanto, es cosa de googlear..).
Es más... Eso de que es el cuñado de su amiga no la detendrá.
Usted, mi bañista ocasional de acequias, ya firmó y dispuso un día completito de ensueño con el huaso fornido, ¡uyuuuuiiiii! Para qué anda con cosas. Me quiere contar un cuento a mí, un viejo zorro.
El problema, mi querida amiga amante por casualidad del campo, es que el huaso retamoboreao se la sabe por libro y, de seguro, le vino con ese mismo cuento del "vamos a dar una vuelta al río a ver cómo se peinan los peces" a otras turistas tan citadinas como usted.
Le recomiendo que busque otro sohua encachao para que no ande pellizcando uva ajena. Y no es necesario pegarse un pique taaan largo para despercudirse.
Tiene al ladito Pirque, Aculeo, Cajón del Maipo...
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com