Indeciso entre mañamañaña o arreglar su joyita

Doctor Cariño:

El otro día salí en mi autito que con mucho esfuerzo compré para irme a la pega.

Pero como se puso a llover, en una esquina, la rueda trasera de una camioneta chica toda chocada falló y la mina que manejaba me torteó mi bólido. Lloré de pura rabia, así que me bajé de mi cacharro y me acerqué a echarle un par de xuxadas a la hembra.

Ella se bajó y me dijo que la llamara a la tarde a su celular. Mientras le anotaba la patente, caché que la fémina era exquisita. Inmediatamente cambié mi forma de hablar y le dije que la contactaría, pues el rasmillón en el parachoque era poquitito.

Esperé con ansias las 17 horas para chantarle el telefonazo, y ahí vino la propuesta indecente. “Oye guapo. Súper cortita. Me miraste las pechugas mientras te daba el número. Te cambio diez días de sexo a la hora que quieras, por el topón en tu auto. No tengo plata’’. Y aquí estoy, soltero y pensándola. ¿Qué hago?

HARRY

Harry:

¿No es Harry Potter el que hizo magia para que pasara algo así? Si está soltero y está como el Kino tiene que puro aceptar a la mina para que lo de vuelta y lo deje vacío, pues hijo. Sin compromiso, con autito nuevo debe ser un jovenzuelo que pagaría 30 luquitas por arreglar el parachoques. Y a cambio de ello tendrá diez días, DIEZ DÍAS, para pelarse el guañaño a punta de amor. 

Sálvese a la mala si no tiene una pololita, pero a nadie le falta un golpe de suerte como diría Lucho Jara. Y ese es el suyo. Ahora, cada cual tiene su decisión, le digo lo que el promedio de mis pacientes, sin parejas, han hecho en situaciones como estas. Porque no soy un libertino que da consejos para meter la cabeza al guáter. Piénsela bien.

COMPARTIR NOTA