Doctorcito:
Soy de esas incrédulas que creía que las cochinadas las hacían algunas en los lobbys de los edificios, y que una nunca se vería involucrada con rotherías de ese tipo.
Pero la vida da muchas vueltas y ahora me tengo que comer todas mis palabras. Le juro que nunca más hablo del trasero de nadie.
Es que mire, yo era una funcionaria súper aplicada, matea, que llegaba con mi uniforme con chalequito, así toda secre para mis cosas. Y por asuntos de la vida, un día en vez de comunicarme con el jefe de Santiago por mail, lo llamé, y ahí soné. Fue como calentura telefónica inmediata. Oiga, viera qué tipo más encantador. Para qué le cuento con la voz de locutor de los 80 con que me hablaba. Onda César Antonio Santis relatando la Parada Militar, una cosa por el estilo. Lo escuchaba y se me caían los churrines, así que comencé a comunicarme con él por puro cel, y lo llamaba para que me dejara comprar un lápiz o unos rollos de confort, daba lo mismo con tal de escucharlo.
Y él me cachó al vuelo, doc. Comenzamos a hablar cosas más personales, después nos pusimos eroticones y como ya no somos cabros chicos, concertamos una video-cita.
Usted ya conoce esas historias: le dimos rienda suelta a todas nuestras fantasías. Como estábamos televisados, yo era la Jane que se montaba en la liana de mi Tarzán, la niña que pedía la pizza, la nana esperando al patrón y todas esas leseras. Tenemos como cinco temporadas, doc, y eso que nos conocemos de cuerpito sólo hace seis meses. Con decirle que hice en cámara cuestiones que nunca había hecho para mi pareja e incluso él me presentó hasta su niñito con un sexy tatuaje ultra prohibido.
Pero todo en esta relación es prohibido. Los dos tenemos hijos, aunque él está soltero y yo amarrada al chancho del papá de mi bebeé Ya no sé qué hacer, él vive en la gran ciudad y yo en provincia, pero estoy que corto las huinchas cada vez que escucho su voz y él me dice lo mismo. No sé si será porque somos del mismo signo, Escorpión. No sé.
Doctor,¿qué podemos hacer para sacarnos estas ganas?
ESOTÉRICA
Operadora sexy:
Me dejó dando bote una pregunta que tiene una respuesta que cae de cajón. Hay sólo una manera de matar la gallina para que no se quede con las ganas, pues lola, pero el problema es otro: que tiene a un feo esperándola en la casa a que llegue a hacerle el charquicán después de la pega, y usted a ese pobre asopado no le quiere mostrar ni la ñata por webcam, mientras que al otro le arma los medios cuadros plásticos que tienen fundida la camarita amiga. Seguro que el aparato ya le graba empañado. Lo único que le pido: no le preste el notebook a un futbolista o a un conserje, ahí sí que queda la sopa. Mucho menos se le ocurra subir al Facebook y a esas cuestiones modernas su salto del ángel, su melón calameño partido en otoño y la voltereta rusa que le hace a su don Zañartutito. Eso pasa y muere online, no sea gil.
Pero se me fue el hilo, así que ahora retomo: si usted me dice que el padre de su pitufo es un chancho, entonces dele la PLR y viva como la soltera que será, y como dice esa vieja canción, sea soltera y haga lo que quiera.
Júntese con el caporal de los lápices bic, síganse viendo a lo lejos, cítense en el terminal, da lo mismo, si los dos no van a tener ni una cuestión que perder, salvo que algo pase, y que el tenor del smartphone se pique, y le baje el rango, y la mande a puro servir café a la oficina.
Así que ya sabe ya. Antes de hacer ni una cuestión, deshágase de ese cacho, porque si el cornudo virtual la pilla en el renuncio, su película erótica va a pasar a ser del terror.