Un día conocí a una mujer mayor en un bus que se sentó al lado mío. De improviso me empezó hablar y empezamos a charlar.
Doctor Cariño:
Un día conocí a una mujer mayor en un bus que se sentó al lado mío. De improviso me empezó hablar y empezamos a charlar. Después de eso no la vi nunca más, hasta que me la encontré en una entrevista de trabajo y de ahí salimos... a conversar un rato. Y no paramos. Ella es insaciable, doc.
Me invitó a su casa y ahí conocí a su hija que, aparte de bella, es igual a la madre. Un calco. Pasó que la "niña" me llamó, porque necesitaba que le hiciera un favor. Yo, tan amable, accedí. El favor era que me acostara con ella. Me resistí, créame, pero insistió tanto que caí en el colchón.
No sé qué hacer, doctor, si salirme y renunciar a eso o seguir como estoy. Las dos son fanáticas de mí. Estoy confundido y no tengo idea qué hacer. Deme una solución a este problema.
Javier
Xavi:
Entiendo que esté disfrutando de su juventud. La vida relajada, de viajar, de ganar poco y no hacerse problema, de ser feliz con una humilde promo... De verdad, créame, lo entiendo, pero tenga claro que después de pasarlo taaan bien y sin condenas, siempre viene el castigo. O sea, amigo, le aclaro que no existe el crimen perfecto y, le aseguro, usted no es una blanca paloma, por más que pretenda hacerlo.
Le diría que opte por una, pero en este caso es mejor arrancar. Sí. Hay más batallas, oiga, y no vale la pena gastar todas las fichas en un par de relaciones tan turbias como la que está viviendo con esas dos fans de su cuerpo. ¿Es rico? Claro. Sin embargo, es todo muy mala onda y no tiene otro final que un drama terrible.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com