Doctor Cariño:

Hace mucho rato que estoy solo y no sé qué hacer para conseguir una pareja. El problema es mi acné y mis espinillas que no puedo controlar. Creo que a mis 27 años este problema se debería haber solucionado, pero sigo así.

Las mujeres me miran como si fuera un leproso y ni siquiera me dan ganas de ir a un bar a conocer gente. Menos me animo a ir a una disco para terminar bailando solo. Mis amigos me dicen que no pesque y acá estoy más amargado que la cresta y sin una polola hace al menos ocho años. En serio.

Ya se me olvidó lo que es dar un beso, ni menos tener un rico sexo con alguien que me guste y a la que yo también le guste. Así que muerto estoy. Convertido en un monigote sin una pareja.

Rorri:

Lo primero que debe hacer usted es ir urgente a un dermatólogo para que lo observe bien y le haga un tratamiento. Me extraña que en todo su discurso no mencione la búsqueda de una solución médica. Siempre hay.

Existen cremas naturales, recetas de campo, tratamientos caros, baratos y al final todo tiene solución, menos la muerte. Sin embargo, una mujer no siempre se preocupa si es que el hombre con quien habla tiene o no un drama en la piel. Si fuera por eso, todo el que posea algún detalle en el rostro rebotaría como pelota en una discoteque.

Sin embargo, no es así. Debe disfrutar la vida. Yo creo que lo que le falta a usted es confianza y personalidad para asumir algo que no es un defecto, es un detalle que se puede suplir con la estampa de un tipo ganador. Mire en la calle cuánto gallo alejado de la mano de Dios anda abrazado de la mansa mujer. Ahí está la pócima del amor, papi. Téngase fe.