A mi mamita siempre le tiran la talla, pues como nací como osito de felpa toda la vida le han dicho que en vez de hacerme con amor, pareciera que me tejió.
Doctor Cariño:
A mi mamita siempre le tiran la talla, pues como nací como osito de felpa toda la vida le han dicho que en vez de hacerme con amor, pareciera que me tejió. Soy peluíto y los cañones me salen hasta por las orejas. Obvio que en el colegio me decían el hombre lobo, pero ya me acostumbré. No me duele, pero ahora me preocupa. Conocí a una niña que me quería tal como soy, pero ahora me animó a depilarme, a ver si con eso pasamos al grado tres. No me gusta la idea, pues qué pasa si después me crecen más pelos y es peor. ¿Y si duele? ¿Y si me convierto en la mona Chita? Dígame qué hacer.
Nano
Nanito:
Sin pelos en la lengua, le digo al toque que yo curo corazones rotos, pero no le haga a la dermatología, así que no cacho lo que le ocurrirá si se pasa la prestobarba o recurre a la cera caliente del terror. Pero sí le puedo aclarar que pase lo que pase con la poda, lo que importa es lo que está debajo de esa mata de pelos. El envoltorio no es lo principal. Y estoy seguro que esa niña descubrió que su centro de chocolate vale la pena, aunque al darle un beso sienta que le está pasando la lengua a King Kong. Cure la autoestima, amigo. Y hágale ver a su doncella que usted no tiene ni un pelo de penca. Suerte.
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