"Antes de que partiera esta pesadilla, le había prometido a mi novia que iba a ir al sicólogo porque sufro de celos enfermizos, y aunque me duela admitirlo una vez incluso la llegué a boxear"
Doctor Cariño:
Antes de que partiera esta pesadilla, le había prometido a mi novia que iba a ir al sicólogo porque sufro de celos enfermizos, y aunque me duela admitirlo una vez incluso la llegué a boxear.
Pero ahora con la pandemia no pude salir más de la casa, y temo que la paranoia termine en algo fatal. Es que mi mujer es enfermera y yo estoy seguro de que me engaña.
Tiene turnos de más de 24 horas en que no llega a la casa y me la imagino en los brazos de un doctor, que debe oler rico al lado del ogro en que me convertí yo. Ayúdeme para escapar de este martirio o me terminaré acriminando en este encierro infernal.
Marco
Don Marco:
Lo único bueno de su carta es darme cuenta que usted tiene claro que está para la camisa de fuerza, aunque me puso los pelos de punta saber que su mujer convive con un sicópata al que se le arrancan las cabras para el cerro.
Lo suyo es urgente, al punto que debería meterse al toque a la Comisaría Virtual para sacar un permiso no para ir al sicólogo, sino que al siquiatra. Necesita tratamiento, y alejarse de este mundo tóxico que usted creó en su mente, porque si ya una vez pasó por los guantes a su novia, no quiero saber qué hará cuando se la imagine en HD con el doctor.
Usted es un peligro y yo que ella hace rato habría rajado de su lado.
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