Doctorísimo:
Me miro al espejo todos los días antes de salir a la pega y me encuentro de lo más regia, pero ¡regia, regia!
Tengo un pololo que es un hombre promedio, sano, trabajador, aperrado y que guarda dinero para una futura vida juntos.
Hace planes, cuenta hijos imaginarios y lo tiene todo resuelto, hasta las tumbas en que nos van a enterrar.
Pero yo no soy así, a escondidas me como a otros tres galanes sin que ninguno sospeche. Sí, me los como con papitas y llegan a tiritar cuando les toca su día conmigo.
¿Por qué lo hago? Por mala. ¿Mi problema? Ninguno, sólo contarle para que me haga pedazos, pero en su columna.
Besos.
Mala
Malacatosa:
De repente me baja el autóctono que tanto valoro y dejó la patá con los tontones que me consultan, pero esta vez no me saca los bivalvos del canasto, perrita.
Al contrario, me da un poco de risa que se desahogue y cuente su drama, porque lo tiene. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?
En su vida, mijita, tiene la señora del zorro con tres relaciones ocultas de las cuatro que vive.
Ese atado lo tiene desde el día que decidió jugar a la mala y lo tendrá hasta el momento en que se le caiga la careta de triple gorrera. Y todo eso la hace andar a salto de mata, urgida, a lo agente secreta a punto de caer.
Al final, se va a desgastar entre tanta cabalgata con cuatro galanes y andar perseguida, que los irá largando de a uno para quedarse con el venado oficial. Y si no lo hace, se le cruzarán los cables y capaz que hasta se le arranquen los enanitos pa'l bosque.
Cuídese.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com