Sabio Doc:
Desde la playa con mi iPhone, porque me falló la tablet y mi netbook se quedo sin batería, le escribo para contarle mi caso.
Estoy hasta el cogote enamorado de una amiga con más curvas que el camino a Farellones, rucia y estilosa.
Ah, olvidaba decirle que tiene plata y es tremenda persona.
Llevo tres meses saliendo a comer con ella, pero el pollito al velador no lo hemos probado y ya estoy arando la tierra de califa.
Ella conversa, yo le cacho el tema y al toque tiro a las redes sociales los tremendos temas que hablamos.
Después, cuando quiero pisar el área chica pa’l gol, como que se pone seria y me pide que la vaya a dejar a su casa.
¿Qué hago, doc? ¿Por qué me pasa esto? Me está saliendo pelito de oro en las palmas con esta situación.
VICHO
Don Bicho:
Sí, “bicho”, con todas sus letras, porque usted es uno de los peores que hay.
Se lo pasa hablando de su iPhone, de su tablet y el netbook. ¡Puras leseras! Desde mi oficina veraniega y vía internet, le digo que la cabra lo cachó.
Mira que conversar con ella y ponerse a tuitear como idiota. Ella debe figurarse que en plena performance en el ring del amor se le ocurra transmitir a sus seguidores las alternativas del match.
Mire, o deja las payasadas tecnológicas y se ocupa románticamente de su rucia o se transmite en vivo y en directo las actividades con su amiga Manuela.
Así sus seguidores -tal vez tan agilados como usted- acaben felices.
Ya, ahora déjeme disfrutar de mi cachaza y la amada morena que me acompaña en Río.